Viernes 04/09/2015, 16:38:00
La generación Dorada
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Estimados/as, el post acerca del documental sobre la generación dorada creado por Soy_del_rojo666 (http://www.infiernorojo.com/foro/14/comunidad/24/el-playon/5916479/documental-de-basquet-argentina-camino-al-oro) me dio lugar a un comentario que, me parece, es importante darle entidad de post propio para que cobre mayor visibilidad.
Ojo, no se trata de egocentrismo, tampoco quiero pecar de falsa modestia, pero me parece que se trata de un testimonio importante para entender, desde otro ángulo, el asombroso asunto de esa generación. Lo transcribo aquí:
Sin dudas la generación dorada, su espíritu y los títulos alcanzados han sido el logro más importante del deporte argentino del siglo XXI. Y, creo yo,
se trata de un logro todavía subestimado.
El documental es excelente, realmente está muy bien logrado. Lo ví hace
unas semanas y lloré en varios pasajes. No es que sea sensible, es que
esos que están ahí -más allá de su inalcanzable talento deportivo- son
tipos que se me parecen, cuyos orígenes e historias se asemejan mucho a
la mia y a la de mis amigos.
Es que durante fines de los 80 y los 90, en una Argentina que se caía a
pedazos, con niveles de pobreza y desocupación insostenibles, con una
crisis social tremenda, el club de basket del barrio era un refugio para
nostros, los hijos de la clase media empobrecida o al borde del
empobrecimiento. No había tiempo libre que no fuera pasado allí, jugando
al 21 o al uno contra uno y, cuando alguien tenía alguna moneda, el
lujo de una partida al metegol.
Jugar al basket en el club era mucho más que un juego, era la
sociabilidad, era la pertenencia, era sentirse contenido en un lugar
donde el conflicto pasaba por si eras buen o mal jugador, si te incluían
en el equipo titular o si "boludeabas" durante el entrenamiento y el
técnico te mandaba a tu casa. Era también ir a joder al cuidador del
club, robarle las revistas porno, o gritarle "viejo puto" esperando que
nos corra con algún fierro en la mano.
Pero el club era sobre todo el lugar donde pasar el tiempo, donde
olvidarse por un rato si a los viejos los habían echado del laburo o si
seguíamos zafando por un tiempo más.
Por todo eso siento que tipos como Scola, Montechia, Oberto, etc. me
representan. No es casual que a este grupo se lo haya denominado
"generación", son sin dudas una generación en el sentido más amplio del
término. Pero lo más interesante es que se trata sobre todo de una
generación inesperada, de una generación que se fue forjando
subrepticiamente, en los lugares que se le "escaparon" al
neoliberalismo, esos espacios que no pudieron privatizar y que seguían
estando abiertos a la apropiación colectiva, mundo del que participamos
muchos y del que, afortunadamente, fui parte!
Ojo, no se trata de egocentrismo, tampoco quiero pecar de falsa modestia, pero me parece que se trata de un testimonio importante para entender, desde otro ángulo, el asombroso asunto de esa generación. Lo transcribo aquí:
Sin dudas la generación dorada, su espíritu y los títulos alcanzados han sido el logro más importante del deporte argentino del siglo XXI. Y, creo yo,
se trata de un logro todavía subestimado.
El documental es excelente, realmente está muy bien logrado. Lo ví hace
unas semanas y lloré en varios pasajes. No es que sea sensible, es que
esos que están ahí -más allá de su inalcanzable talento deportivo- son
tipos que se me parecen, cuyos orígenes e historias se asemejan mucho a
la mia y a la de mis amigos.
Es que durante fines de los 80 y los 90, en una Argentina que se caía a
pedazos, con niveles de pobreza y desocupación insostenibles, con una
crisis social tremenda, el club de basket del barrio era un refugio para
nostros, los hijos de la clase media empobrecida o al borde del
empobrecimiento. No había tiempo libre que no fuera pasado allí, jugando
al 21 o al uno contra uno y, cuando alguien tenía alguna moneda, el
lujo de una partida al metegol.
Jugar al basket en el club era mucho más que un juego, era la
sociabilidad, era la pertenencia, era sentirse contenido en un lugar
donde el conflicto pasaba por si eras buen o mal jugador, si te incluían
en el equipo titular o si "boludeabas" durante el entrenamiento y el
técnico te mandaba a tu casa. Era también ir a joder al cuidador del
club, robarle las revistas porno, o gritarle "viejo puto" esperando que
nos corra con algún fierro en la mano.
Pero el club era sobre todo el lugar donde pasar el tiempo, donde
olvidarse por un rato si a los viejos los habían echado del laburo o si
seguíamos zafando por un tiempo más.
Por todo eso siento que tipos como Scola, Montechia, Oberto, etc. me
representan. No es casual que a este grupo se lo haya denominado
"generación", son sin dudas una generación en el sentido más amplio del
término. Pero lo más interesante es que se trata sobre todo de una
generación inesperada, de una generación que se fue forjando
subrepticiamente, en los lugares que se le "escaparon" al
neoliberalismo, esos espacios que no pudieron privatizar y que seguían
estando abiertos a la apropiación colectiva, mundo del que participamos
muchos y del que, afortunadamente, fui parte!