¿Se dice presidente o presidenta? Como soy burro, pregunto a quienes saben, miro los libros (no sé leer, miro dibujitos y fotos), me fijo en Internet... Y encuentro esto...
Presidenta, en femenino: es
correcto. --- Hay casos especiales y usos especiales del uso de femenino ymasculino en castellano: están el rey y la reina, están los caballeros y las
damas, están los príncipes y las princesas... Pero
Presidenta, enfemenino: es
correcto. Como correcto es decir: "diputada,senadora, secretaria, ministra", como correcto es decir: doctora,
enfermera, señora. Como correcto es decir: conductora, escritora, nadadora.
Como correcto es decir: arquera, locutora, maestra. Es una cuestión de semántica,
no de caprichito ideológico político o moda. ---
Piense el lector: si existe "el sirviente, ¿por qué no se han levantadovoces contra el uso del femenino sirvienta"? Essimple machismo lingüístico e ignorancia. Pero es que, además, en el caso
de este infijo concreto, la historia de nuestra lengua y la de las lenguas que
la precedieron pueden llegar a avalar el uso de voces como
presidenta,pues al hilo de esta explicación parecen ser
menos conservadoras quela variedad actual. --- Circula por internet undocumento que aduce una serie de razones pseudogramaticales para censurar el
uso de femeninos como
presidenta. La parte fundamental de laexplicación dice:El participioactivo del verbo atacar es «atacante»; el de salir es «saliente»; el de cantar
es «cantante» y el de existir, «existente». ¿Cuál es el del verbo ser? Es
«ente», que significa ‘el que tiene entidad’, en definitiva ‘el que es’. Por
ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la
acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación «-nte». Así, al que
preside, se le llama «presidente» y nunca «presidenta», independientemente del
género (masculino o femenino) del que realiza la acción.Esta argumentación se basa entres afirmaciones:· que el participio activo del verbo
ser es
ente,· que la terminación –
nte que añadimosa los participios activos de los verbos procede de
ente,· que dicha terminación se toma de
ente porqueeste denota entidad o significa ‘el que es’.
Sin embargo:1. El participio activo delverbo ser no es ente. El únicoparticipio que actualmente tienen, de forma general, los verbos españoles, es
el de perfecto (por ejemplo
sido, para el verbo
ser,o
comido para
comer)
. Solo algunosverbos tienen entre sus derivados los llamados participios activos, que hoy se
consideran sustantivos (como
presidente) o adjetivos (como
atacante o
cantante).El verbo
ser tuvo en el pasado una forma de participio activohoy perdida, pero no era
ente sino
eseyente.
2. La terminación –nte noprocede de ente. Nuestro sustantivo
ente (que,como se ha dicho, no es el participio del verbo
ser) sí que deriva,sin embargo, de
ens,
entis, participio de presentedel verbo latino
esse (‘ser, estar’). Pero el hecho crucial noes que el participio del verbo
ser en latín tuviera estaforma
entis, sino que todos los participios de presente del latíntenían esta misma forma:
e-ntis,
ama-ntis,
lege-ntis,
capie-ntis,etc. Obviando la raíz verbal y la vocal temática que quedan a la izquierda del
guion, en todas estas formas lo que encontramos es la secuencia –
nt– yla terminación –
is, desinencia de caso
genitivo.Esta secuencia –
nt– esun infijo, un elemento que se inserta en el interior de una palabra, y es una
marca morfológica que indica un subtipo concreto de declinación por el que se
guían algunas de las palabras que forman parte de la
tercera declinación latina.Este mismo infijo, y este mismo submodelo de declinación (llamado precisamente
temas en –
nt-), está presente también en otras lenguas, como el griegoclásico. Aunque por este modelo de temas en –
nt– se declinan solo unospocos sustantivos y adjetivos, en la práctica es muy productivo, porque es el
modelo por el que se declinan todos los participios de presente activos de
todos los verbos latinos y varios de los participios del griego clásico.
3. La terminación -nte nose toma de ente porque este denote al ser. El hecho deque esta secuencia
-nt-aparezca no solo en
ente, sinoen todos los participios de los verbos latinos e incluso en otros adjetivos
(como
prudentis, ‘prudente’), sustantivos (como
/leontos/,‘león’ en griego) y determinantes (como
/panta/, ‘todo’ engriego) prueba que esa –
nt– no ha sido nunca, a lo largo de su historia,marca de entidad o de existencia. Nunca, por sí sola, ha denotado al
ser,al
ente. Llegó a denotar, en latín, al
ente alentrar en interacción con el verbo
ser, pero entró en contacto coneste verbo, como con todos los demás verbos latinos, pues no es más que una
marca morfológica de la que los verbos se sirven para declinar una de sus
formas no personales, el participio.Lo que históricamente existees este infijo –
nt– y no la terminación –
nte. Recordemos que enlas formas
amantiso
legentis la terminación –
is esmarca de genitivo, pero este es solo uno de los seis casos que tienen las
declinaciones latinas. Estas declinaciones establecen distintas terminaciones
en función del caso, del género y del número: un participio como
entis puedetener potencialmente hasta 24 desinencias, es decir, 24 terminaciones después
del infijo –
nt– (
entem,
entis,
enti,
entium,
entia,etc.) que se encargan precisamente de marcar el caso, el número y el género.
Nada, por tanto, en la morfología histórica de este elemento –
nt– impideque las palabras que se forman con él tengan una forma distinta para el género
femenino; es más, históricamente este infijo ha formado parte de palabras que
explícitamente diferenciaban el género.
Por último. Escierto que el español conserva este infijo fundamentalmente en la terminación –
nte,y es fácil caer en el error de creer que la emplea solo para referirse a la
persona que realiza la acción del verbo (
presidente el quepreside,
cantante el que canta,
atacante elque ataca). Sin embargo esto no es una verdad absoluta: ni todos los verbos se
refieren al agente con esta terminación, ni siempre que esta terminación
aparece se asocia a la persona que lleva a cabo la acción del verbo.Los que luchan, los queinventan, los que trabajan, los que corren, etc. no son los
luchantes,los
inventantes, los
trabajantes, etc. sino el
luchador yla
luchadora, el
inventor y la
inventora,el
trabajador y la
trabajadora. El español actualconserva, además, casos en los que este infijo es más una mera marca gramatical
(heredera de un antiguo participio que hoy ya no se siente como tal):
mediante,de
mediar;
durante, de
durar; o
bastante,de
bastar. Y de hecho, en el español de otras épocas estas palabrastenían forma en plural (era, por ejemplo, posible decir
ellas durantes).
Nada en la morfologíahistórica de nuestra lengua, ni en la de las lenguas de las que la nuestraprocede,
impide que las palabras que se forman con este componentetengan una forma para el género femenino. Las lenguas evolucionan y en esaevolución se transforman. Estos cambios se deben a muchas causas, algunas son
causas internas (evoluciones fonéticas, por ejemplo); otras son externas, el
contacto con otras lenguas o el cambio en las sociedades que las hablan. [b]Paraque una lengua tenga voces como
presidenta, solo hacen falta doscosas: que haya mujeres que presidan y que haya hablantes que quieran
explícitamente expresar que las mujeres presiden[/b].
Si esas dos circunstancias se dan, ninguna supuesta terminación, por muy
histórica que sea su huella, frenará el uso de la forma femenina.