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CREAR TEMA

Viernes 14/02/2020, 15:49:59
3572 Posts - 718 Puntos
Escrito por ROJA.LOCURA.ETERNA

El siguiente texto fue compartido por el autor en un chat privadode un grupo de amigos hinchas de Independiente¿En qué momento se jodió Independiente? Nopuedo evitar que la pregunta adopte, en mi cabeza, la misma forma que propone
Mario Vargas Llosa en una gran novela cuando uno de sus protagonistas se
pregunta “¿En qué momento se jodió el Perú, Zabalita?”La estructura de la pregunta es, creo,inmejorable para lo que ese personaje siente y piensa en ese momento. Es una
pregunta hecha desde el desconsuelo, desde la melancolía pero, sobre todo,
desde la constatación de que en algún momento del pasado nos extraviamos, nos
perdimos, equivocamos el camino y terminamos en el sitio equivocado o, al
menos, en un sitio muy distinto al que queríamos ir, pensábamos ir o, por qué
no, merecíamos ir.¿En qué momento se jodió Independiente?Es una pregunta que me hago mucho, por nodecir siempre. Es una pregunta que me callo. Como mucho la dejo salir cuando
conversamos con mi hijo sobre el club, en algún momento de particular tristeza.Desde hace unos cuantos años no hablopúblicamente de Independiente. Me limito a expresarme en la confianza de un
círculo de amigos, o en una conversación íntima con mis hijos, o en el
anonimato de la tribuna, donde lo que uno dice se mezcla con lo que dicen los
demás, y uno solo escucha a los cinco, siete o doce que tiene más cerca.Son varias las razones que me hanrecomendado hacer silencio. La principal, me parece, es el deseo de no discutir
con gente que ama al mismo club que yo. Mejor dicho, no quiero pelear, con
gente que ama al mismo club que yo. Es verdad que no toda discusión se
transforma en una pelea. Pero una discusión en la que uno no consigue ponerse
de acuerdo lleva implícito un alto riesgo de terminar en un nivel mayor de
incomprensión que el que existía al principio. Una complicación adicional es,
me parece, el morbo ajeno. Una de las cosas que me enseñó mi papá cuando era
chico es que hay que tratar de no darle “pasto a las fieras”, porque es peor.
Tardé en entender a qué se refería mi papá. Sobre todo porque me costaba
imaginarme a las fieras comiendo pasto. Pero al final creo que lo comprendí: Si
te asustan, es peor que te vean asustado. Si se burlan, es peor que te vean
fuera de tus casillas. Si te lastiman, es peor que te vean llorando. Porque tu
miedo, tu enojo y tus lágrimas son lo que buscan los que te atacan. Por eso es
mejor que no lo obtengan. O que no se enteren de que lo obtuvieron.De hecho, ya es todo un motivo de alarmapensar qué pasa si este texto cae en manos de gente que odia a Independiente, y
que disfruta con nuestro desasosiego. Supongo que la única precaución posible
es no perder los estribos. Tampoco redactarlo “para ellos”, en el sentido de
querer dar a entender que “acá no pasa nada”. Sí pasa. Pasa mucho. Y por eso
esta vez, además de pensarlo, lo escribo.Pero lo escribo para nosotros. Los queamamos a Independiente. Que los de afuera sean de palo. Pero como es para los
de adentro, y los de adentro somos muy distintos entre nosotros, y no vemos lo
mismo, ni pensamos lo mismo, ni vemos las mismas soluciones, voy a tratar de
hablar sólo de cosas que puedan representarnos a todos. Es difícil. Porque lo
que tenemos en común es lo que sentimos. No lo que pensamos. Sentimos un amor
enorme por Independiente. Pero en lo que pensamos no estamos de acuerdo en casi
nada. Y no está ni bien ni mal. Supongo que es inevitable. Nuestros corazones
laten igual. Pero nuestras cabezas piensan distinto.¿En qué momento se jodió Independiente?Creo que ni siquiera esa pregunta la vamosa contestar todos de la misma manera. Es más, tal vez a una parte de nosotros
le parezca que no, que Independiente todavía no se jodió. Yo, con todo respeto,
creo que sí nos jodimos. Que en algún momento extraviamos el camino. Y que
estamos en un lugar muy distinto al que quisimos, deseamos, y merecimos.Les comparto algo, que no sé si es propiode mi generación o de mi casa. Yo soy de Independiente porque ese amor enorme,
ese amor infinito, me lo dio mi papá. Pero no sólo me dio la dimensión de ese
amor. También me dio la forma. El estilo de cómo querer a Independiente lo
aprendí de él. Y ¿saben qué? En ese amor por el Rojo la rivalidad con Racing no
era una cuestión central. Tengan en cuenta que yo empecé a mirar fútbol, con
él, en los años 70. Y los grandes rivales que mi papá me puso sobre la mesa
eran River y Boca, en la Argentina, y los brasileños y los uruguayos en la
Copa. Por supuesto que me enseñó que nuestro clásico era Racing. Pero la vara
del desafío era dirimir con los otros dos gigantes de la Argentina, y los
gigantes del vecino gigante, cuál era el sitio de Independiente. ¿Y saben por
qué lo traigo a colación? Porque me parece que en los últimos años hemos
achicado nuestros horizontes. No pretendo echarle tierra a los vecinos. No es
mi estilo, ni mi intención. Estoy hablando de otra cosa. Lo pongo en estos
términos. Creo que Independiente se empezó a joder, entre otros momentos,
cuando empezamos a conformarnos con “salvar el año” ganándole a Racing. Y
cuando los cánticos de la hinchada (podríamos ponernos a hablar del daño que
nos ha hecho la cultura del “aguante”, pero se me iría demasiado largo el
texto) empezaron a tomarlos como manida referencia perpetua.Me detengo acá, con cierta precaución. ¿Medio lo mismo que el papelón de este domingo de febrero lo hayamos hecho frente
a Racing que frente a otro equipo? Por supuesto que no. Por supuesto que
siempre quiero ganar el clásico, y que me encanta llevarles un montón de
partidos en el historial y bla-bla-bla. Pero estoy -intento estar- hablando de
otra cosa.Creo que ponernos a la altura de Racing fueuna conducta defensiva. Cuando nos empezamos a joder, cuando nos seguimos
jodiendo, cuando nos jodimos del todo, esos rivales que mi papá me señalaba
empezaron a escapársenos. Nuestros pergaminos empezaron a amarillear. Nuestras
estadísticas a torcerse. Con nuestros logros y nuestros rivales cada vez más
lejos, empezamos a mirar a dos cuadras como para seguir sintiéndonos mejores.
¿Está bien? ¿Está mal? No tengo ninguna autoridad para decidirlo.Pero pensemos cómo trabaja ahora nuestracabeza. Supongamos que ayer el equipo hacía gala de un mínimo de fútbol y de
hombría y ganaba el partido, por simple peso numérico. La alegría, las
cargadas, la paternidad, tendrían la virtud de distraernos. Distraernos de lo
que todos sabemos: que ni futbolística ni institucionalmente estamos en buenas
condiciones, ni siquiera en regulares condiciones.No creo que esté mal que nos alegremoscuando ganamos los clásicos. Creo que está mal que nos conformemos con eso. Que
esa alegría barrial nos tape nuestra decadencia nacional y continental. Que
esos sí eran nuestros merecidos marcos de referencia.Me leo y me mando en cana solo. Evoconuestras imágenes de ayer y me parece absolutamente imposible remontar la
cuesta, encontrar el camino, retomar la senda en el lugar en el que nos
jodimos. Somos un desastre y un equipo apenas correcto nos gana con nueve
jugadores, además del morbo consiguiente y subsiguiente. ¿Y en medio de
semejante papelón yo vengo a decir que tenemos que tener claro que nuestro
desafío es pelear el podio con River y con Boca, y con los brasileños en el continente?
Sí. Vengo a decir eso.No sé si podremos hacerlo. Ni sé cuál es elcamino para conseguirlo. Pero hay un camino que estoy seguro que es el
equivocado: tomar como expectativa esa estupidez chiquita chiquita de que “en
el barrio mando yo”. Y repito: no es que no me guste mandar en el barrio. Pero
tengo que disputar el liderazgo en el país, no en el barrio.¿En qué momento se jodió Independiente?Me permito ensayar una respuesta que meviene con forma de cantito de cancha. Una que se cantaba mucho en los 90, con
la música de Tuta-tuta de los Decadentes. “Ya tenemos quince copas, todos los
años damos la vuelta”. Seguro que unos cuantos se la acuerdan.Era cierto. O casi, porque los cantitossiempre exageran un poco. Se cantaba bastante en el 94, en el 95, cuando
metimos unos cuantos títulos juntos. Claro, nos sentíamos reconfortados porque
no pegábamos consagración desde el del equipo de Solari, en el 88-89. Y claro,
habían pasado 5 años de sequía. Y cinco años nos parecían un montón. Y eran un
montón.¿En qué momento se jodió Independiente?Mi respuesta personal, y por lo tantoincompleta, parcial y probablemente inexacta, es que fue a mediados de los 90.
Precisamente después de esa última racha de títulos hechos con nuestro ADN.
Precisamente en una época en que los parámetros económicos del fútbol empezaron
a cambiar mucho. Pero no quiero aburrirlos más de lo que ya debo haberlos
aburrido, aventurando hipótesis. En todo caso, si nos cruzamos en una vereda, o
en una tribuna, o en un asado, la seguimos.¿En qué momento se jodió Independiente?Vuelvo a mi papá. Espero que sepandisculpar. Ese que me leía los diarios cuando hablaban del Rojo. Me acuerdo de
una nota que me leyó alborozado, una vez, en plena década del 70. No hablaba de
Bochini, ni de Bertoni, ni del Chivo, ni de Pastoriza. ¿Saben cuál era el
titular? “Independiente es un banco”. Suena poco heroico, ¿no? Era un reportaje
a un jugador. No me acuerdo a quién. Ni siquiera sé si era famoso. Pero
comentaba que jugar en Independiente era tratar con el club más serio de la
Argentina. Por eso, en una época en la que la clase media todavía confiaba en
el progreso, y en ahorrar, veía que un banco era un lugar bueno y prestigioso.
Mi papá me explicó lo que significaba. “Mirá, tipito, dice eso porque tenemos
muy buenos dirigentes. Son honrados, y cuidan mucho la plata del club. Y por
eso todos quieren venir a jugar a Independiente.”Ahí lo entendí. Y asumí, porque me loestaba explicando mi papá, que tener dirigentes honestos e inteligentes era tan
importante como tener al Bocha y tener a Bertoni (mis ídolos absolutos, de más
está recordárselo).¿En qué momento se jodió Independiente?Yo creo que cuando dejamos de tener esosdirigentes. Cuando dejamos de ser ese banco donde se cuidaba cada peso, y cada
peso que se gastaba se rendía, y cada peso que se gastaba se hacía valer.¿Existen, entre los millones de hinchas ylos miles y miles de socias y socios de Independiente gente capacitada como
para emular a esos dirigentes? Tienen que existir. Somos tantos que tiene que
haber gente así de inteligente, y así de honrada. Y necesitamos las dos cosas.
Urgentemente, las necesitamos. Es un club tan grande que no nos alcanza con una
sola de las dos condiciones.Me encantaría poder decirles “yo confío ental persona” o “confío en tal otra”, para tratar de sacarla del anonimato. Pero
no las conozco. Y además, votando dirigentes no soy ninguna maravilla, se los
aseguro. Voté, convencido, a Comparada. Voté, convencido, a Cantero. No voté a
Moyano, pero con mis anteriores “decisiones” creo que les muestro que no tengo
ni idea. Pero tiene que haber. Tienen que aparecer. Y como para evitar
cualquier suspicacia: jamás me atrevería a postularme para ningún cargo en
Independiente. No tendría ni idea de lo que hay que hacer. Y necesitamos
personas que sí sepan. Imperiosamente las necesitamos.¿En qué momento se jodió Independiente?No lo sé. Y es posible que sus respuestasdifieran de las mías. Y también sus posibles soluciones. Pero aunque me duela
hablarlo entre nosotros, y aunque me de vergüenza que este monólogo termine
ofreciendo un festín a quienes disfrutan nuestras tristezas, lo quería
compartir con ustedes, diablos y diablas.Somos enormes. Pero estamos jodidos.Tenemos una historia fenomenal ycentenaria. Pero estamos jodidos.Espero no haber ofendido a ningún hincha debien con este largo texto. Si lo hice, disculpas desde ya. Cada vez que uno
dice algo corre ese riesgo. Y por eso no hablo. Para no ofender a nadie. Ni a
pacientes ni a impacientes, ni a viejos ni a jóvenes, ni a aplaudidores ni a
estrictos, ni a optimistas ni a melancólicos.Lo que tenemos en común es un enorme,gigantesco y desinteresado amor por el Club Atlético Independiente. Pero con el
amor no alcanza para volver a ponernos de pie. Y ojo, que no nos derribó un
partido pésimo jugado sin carácter y perdido de manera humillante contra tu
rival clásico. Hace mucho, hace años, que estamos extraviados. Y seguiremos
jodidos hasta que no encontremos esas personas capaces de conducir al orgullo
nacional.Sería lindo encontrar alguna frase rotundapara cerrar este texto de manera optimista, emotiva, profunda o vaya a saber
qué. Sería lindo, pero no creo que sea momento de frases emotivas, ni
profundas, ni mucho menos optimistas. Estamos jodidos desde hace años. Y nadie
va a sacarnos de acá. Salvo nosotros.Abrazo rojo.Eduardo Sacheri
Bravo Sacheri, dijo todo clarito, y su msj tiene claro destinatario. Creo que es una manera de empezar a ponernos de pie. Que gente instruida y capacitada, de el puntapié inicial. No digo que no haya gente capaz, yo al menos soy un normalito.