Martes 18/06/2019, 15:59:15
Los satElites no existen
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LA GRAN ESTAFA MUNDIAL DE LOS SATÉLITES.
Decir que los satélites simplemente no existen es quedarnos cortos. Los satélites además de no existir fuera de los libros, películas de ciencia ficción y la mente de los incautos son una mentira, una estafa y una conspiración. Según la NASA orbitando alrededor de la tierra se encuentran más de 10.000 satélites y otros objetos espaciales. Una breve búsqueda por Google no mostrará ni una sola foto real de alguno de esas decenas de miles de satélites. Todas las fotografías que verás en los resultados de la búsqueda serán animaciones e imágenes hechas por ordenador.
Los satélites artificiales fueron una idea originaria del escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke y poco tiempo después pasaron a ser promocionados como una realidad. Medita un instante, pregúntate a ti mismo y respondete con honestidad. ¿Has visto alguna vez una foto real de alguno de los satélites? Si eres honesto contigo mismo te darás cuenta que todas las supuestas fotografías de satélites en el espacio exterior que has visto en tu vida son claras composiciones hechas por ordenador. No hay una sola de ellas que sea una foto real.
Según la ciencia actual a partir de los 100 kilómetros de altura estaremos en una capa llamada termosfera esta capa tiene una temperatura media de más de 1000 grados centígrados y se estima que puede alcanzar hasta 2000 grados. Según la propia NASA los principales materiales con que se fabrican los satélites artificiales son el aluminio, el kevlar, el carbono y el titanio. El problema es que el aluminio se derrite al alcanzar los 660 grados, el punto de fusión del kevlar y el carbono es a los 450 grados, y el titanio a los 1600 grados centígrados.
Como vemos sería imposible que los satélites fabricados con estos materiales atravesaran y mucho menos sean capaces de orbitar la termosfera ya que los materiales que los componen no resistirian las altas temperaturas alcanzadas. Vale también mencionar que los paneles solares en el exterior estarían expuestos al choque constante de micrometeoritos, los sensibles equipos electrónicos que portan en su interior tendrían que estar extremadamente protegidos para ser capaces de resistir el stress del lanzamiento, las vibraciones acústicas de los motores a propulsión, la radiación cósmica, las temperaturas extremas, pues tendrían que operar por horas expuestos directamente a la luz solar entre otras adversidades.
A estas alturas tal vez te surja una pregunta: Si los satélites no existen entonces ¿cómo funcionan todas las comunicaciones en la Tierra? La respuesta es que todas las comunicaciones de la Tierra funcionan mediante miles de kilómetros de cables submarinos de fibra óptica, repetidores terrestres, antenas en lo alto de rascacielos, globos aerostáticos situados en la estratósfera, antenas parabólicas para captar el rebote de señales en la ionosfera, y transmisiones de ondas hertzianas terrestres que son recibidas mediante antenas UHF convencionales.
La segunda pregunta que tal vez te hagas es: ¿Que razones tendrían para mentirnos sobre los satélites y engañarnos al respecto? El engaño de los satélites tiene un objetivo que aunque oculto es muy bien definido y es el control. Aquí no estamos hablando del control sobre un individuo, ni siquiera sobre un grupo determinado de personas, sino sobre países enteros. Se trata de controlar la política de gobiernos y de naciones enteras y obtener influencia sobre ellos en el ajedrez político mundial. Piensa por un momento en cuanto se estima el costo de poner un satélite en órbita. Estamos hablando de miles de millones de dólares y sabemos en manos de quienes está ésa tecnología.
Cualquier país que desee tener "su propio satélite" deberá acudir a esas agencias que poseen poder y control sobre la tecnología, pedir préstamos multimillonarios al Fondo Monetario Internacional o cualquier otra agencia bancaria mundial al servicio de la élite, con intereses abrumadores que caerían sobre los hombros de las generaciones futuras de ese país y que jamás terminarían de pagar.
Cualquier persona mínimamente informada de política económica y un poco conocedora de los tejemanejes políticos de la élite, sabrá que la deuda es un mecanismo de control político y económico. Un instrumento mediante el cual países enteros quedarían endeudados durante décadas, a merced de las instituciones bancarias mundiales, por las cuales terminarán siendo controlados políticamente y pagando por un engaño, una estafa basada en pagar por una tecnología y un servicio que en realidad no existe.
Decir que los satélites simplemente no existen es quedarnos cortos. Los satélites además de no existir fuera de los libros, películas de ciencia ficción y la mente de los incautos son una mentira, una estafa y una conspiración. Según la NASA orbitando alrededor de la tierra se encuentran más de 10.000 satélites y otros objetos espaciales. Una breve búsqueda por Google no mostrará ni una sola foto real de alguno de esas decenas de miles de satélites. Todas las fotografías que verás en los resultados de la búsqueda serán animaciones e imágenes hechas por ordenador.
Los satélites artificiales fueron una idea originaria del escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke y poco tiempo después pasaron a ser promocionados como una realidad. Medita un instante, pregúntate a ti mismo y respondete con honestidad. ¿Has visto alguna vez una foto real de alguno de los satélites? Si eres honesto contigo mismo te darás cuenta que todas las supuestas fotografías de satélites en el espacio exterior que has visto en tu vida son claras composiciones hechas por ordenador. No hay una sola de ellas que sea una foto real.
Según la ciencia actual a partir de los 100 kilómetros de altura estaremos en una capa llamada termosfera esta capa tiene una temperatura media de más de 1000 grados centígrados y se estima que puede alcanzar hasta 2000 grados. Según la propia NASA los principales materiales con que se fabrican los satélites artificiales son el aluminio, el kevlar, el carbono y el titanio. El problema es que el aluminio se derrite al alcanzar los 660 grados, el punto de fusión del kevlar y el carbono es a los 450 grados, y el titanio a los 1600 grados centígrados.
Como vemos sería imposible que los satélites fabricados con estos materiales atravesaran y mucho menos sean capaces de orbitar la termosfera ya que los materiales que los componen no resistirian las altas temperaturas alcanzadas. Vale también mencionar que los paneles solares en el exterior estarían expuestos al choque constante de micrometeoritos, los sensibles equipos electrónicos que portan en su interior tendrían que estar extremadamente protegidos para ser capaces de resistir el stress del lanzamiento, las vibraciones acústicas de los motores a propulsión, la radiación cósmica, las temperaturas extremas, pues tendrían que operar por horas expuestos directamente a la luz solar entre otras adversidades.
A estas alturas tal vez te surja una pregunta: Si los satélites no existen entonces ¿cómo funcionan todas las comunicaciones en la Tierra? La respuesta es que todas las comunicaciones de la Tierra funcionan mediante miles de kilómetros de cables submarinos de fibra óptica, repetidores terrestres, antenas en lo alto de rascacielos, globos aerostáticos situados en la estratósfera, antenas parabólicas para captar el rebote de señales en la ionosfera, y transmisiones de ondas hertzianas terrestres que son recibidas mediante antenas UHF convencionales.
La segunda pregunta que tal vez te hagas es: ¿Que razones tendrían para mentirnos sobre los satélites y engañarnos al respecto? El engaño de los satélites tiene un objetivo que aunque oculto es muy bien definido y es el control. Aquí no estamos hablando del control sobre un individuo, ni siquiera sobre un grupo determinado de personas, sino sobre países enteros. Se trata de controlar la política de gobiernos y de naciones enteras y obtener influencia sobre ellos en el ajedrez político mundial. Piensa por un momento en cuanto se estima el costo de poner un satélite en órbita. Estamos hablando de miles de millones de dólares y sabemos en manos de quienes está ésa tecnología.
Cualquier país que desee tener "su propio satélite" deberá acudir a esas agencias que poseen poder y control sobre la tecnología, pedir préstamos multimillonarios al Fondo Monetario Internacional o cualquier otra agencia bancaria mundial al servicio de la élite, con intereses abrumadores que caerían sobre los hombros de las generaciones futuras de ese país y que jamás terminarían de pagar.
Cualquier persona mínimamente informada de política económica y un poco conocedora de los tejemanejes políticos de la élite, sabrá que la deuda es un mecanismo de control político y económico. Un instrumento mediante el cual países enteros quedarían endeudados durante décadas, a merced de las instituciones bancarias mundiales, por las cuales terminarán siendo controlados políticamente y pagando por un engaño, una estafa basada en pagar por una tecnología y un servicio que en realidad no existe.