Domingo 02/02/2020, 22:36:30
Gabriel Sabatini y Pablo Perez
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Gaby Sabatini. Puro talento, 100 % talento. Sin embargo, a todos nos quedó la sensación de que podría haber dado incluso más de lo dio, que fue muchísimo.
Hoy escuché una entrevista, en la cual no solamente se se refería a su carrera, sino a aspectos de su personalidad. Y contó, en un momento, que su parquedad al momento de responder a reportajes se debía a una timidez que siempre tuvo, desde chica. Relató, incluso, que en la escuela, llegó a orinarse encima por no animarse a pedirle a la maestra permiso para ir al baño. Y qué tiene que ver esto con su juego, con sus logros, y sobre todo con sus derrotas, especialmente en finales o semifinales?
Contó, para mi sorpresa, que cuando llegaba a semifinales, comenzaba a aparecer el su mente no el miedo a perder el partido, sino lo contrario. Ante la posibilidad de ganar, sabía que sí o sí debería enfrentar a decenas de periodistas, responder decenas de preguntas, en fin, pasar por una situación harto estresante para ella, a tal punto que la sola posibilidad de tener que afrontarla la sacaba de partido. Por lo tanto, infiero, para ella, la derrota terminaba siendo un alivio, ya que le evitaba pasar por una situación evidentemente desagradable.
Solamente escribo esto para que tengamos en cuenta que hay situaciones completamente inmanejables, que no pasan solamente por la voluntad de la persona, sino por ese espacio inmanejable llamado inconsciente, que muchas veces nos lleva a actuar más allá de nuestra voluntad.
Hoy escuché una entrevista, en la cual no solamente se se refería a su carrera, sino a aspectos de su personalidad. Y contó, en un momento, que su parquedad al momento de responder a reportajes se debía a una timidez que siempre tuvo, desde chica. Relató, incluso, que en la escuela, llegó a orinarse encima por no animarse a pedirle a la maestra permiso para ir al baño. Y qué tiene que ver esto con su juego, con sus logros, y sobre todo con sus derrotas, especialmente en finales o semifinales?
Contó, para mi sorpresa, que cuando llegaba a semifinales, comenzaba a aparecer el su mente no el miedo a perder el partido, sino lo contrario. Ante la posibilidad de ganar, sabía que sí o sí debería enfrentar a decenas de periodistas, responder decenas de preguntas, en fin, pasar por una situación harto estresante para ella, a tal punto que la sola posibilidad de tener que afrontarla la sacaba de partido. Por lo tanto, infiero, para ella, la derrota terminaba siendo un alivio, ya que le evitaba pasar por una situación evidentemente desagradable.
Solamente escribo esto para que tengamos en cuenta que hay situaciones completamente inmanejables, que no pasan solamente por la voluntad de la persona, sino por ese espacio inmanejable llamado inconsciente, que muchas veces nos lleva a actuar más allá de nuestra voluntad.