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Miércoles 31/10/2018, 15:01:20
Cuentos para lectura (Solo Lectura)
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Propongo este Topic, para que cada uno suba un cuento, ya sea propio o de un autor reconocido.
 
No hay limites, en cuanto a si son cuentos, leyendas, relatos, etc, tienen que ser legibles, y si son interesantes o no, quedan a criterio de uno.

La intención es que si alguien tiene un libro descargado de Internet o un cuento, lo publique en el foro y los demás puedan disfrutar de la Literatura:

*CONSIGNA: traten solamente de publicar el titulo del cuento, novela, leyenda y que este completo  y pueda leerse.
Miércoles 31/10/2018, 15:02:12
1447 Posts - 368 Puntos
SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ:

Hace unos dos años, en Granada capital, ocurrió un asesinato que llamó mucho la atención. Fue en un piso de estudiantes, donde vivían cuatro chicas. Una noche, dos de las chicas se fueron a sus respectivos pueblos ya que era viernes, para pasar el fin de semana. Las otras dos se quedaron en el piso. Una de ellas decidió irse a dormir al piso de una compañera de clase. Se fue dejando a la otra sola en la vivienda.

Por la noche, la que se había ido a dormir fuera se dio cuenta de que no tenía pijama y volvió al piso a recogerlo. Fue a su habitación y no encendió la luz para no “despertar” a su compañera. Cogió el pijama que estaba en el armario y se fue de nuevo.

A la mañana siguiente, cuando volvió, se dio cuenta de que la policía estaba en el piso y que los vecinos llenaban el pasillo. Se asustó mucho porque no sabía qué había pasado. Se dirigió a su habitación y vio que un “cuerpo” se encontraba en el suelo tapa-do con una sábana. ¡Era un cadáver! ¡Su amiga había muerto! ¿Cómo? Se puso muy nerviosa, un montón de preguntas se atropellaban en su mente y no encontraba ninguna respuesta.

La noche antes un ladrón había entrado en el piso y, estando la chica sola, la mató después de robarle el dinero que tenía. Cuando la chica protagonista fue al piso a recoger el pijama, el ladrón se encontraba en su habitación y ya había asesinado a su compañera. Dicho hombre dejó escrito en el espejo de la habitación, con pintalabios rojo: “SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ”.
Miércoles 31/10/2018, 15:08:51
2817 Posts - 1731 Puntos
LA GALLINITA LADRONA:

Había una vez una gallinita ladrona, pero cagona.
En 58 años, solo pudo ganar 3 copitas.
Un día le dijeron que si se vestía de rojo le iría mejor. Y así lo hizo y así ganó la copita, vestida de rojo.
Anoche la gallinita se puso pantaloncitos rojos y medias rojas, para que le fuera mejor.
Y cuando el mundo cambió, con Microsoft, Apple y toda la tecnología, la gallinita sacó sus ahorros y compró un VARcito.
El VARcito sirve para hacer trampitas, no para emborracharse.
Y del VARcito, muchas gallinitas se agarraron, y al resto del vecindario lo cagaron.
Y colorín colorado, este cuentito se ha terminado.
Miércoles 31/10/2018, 15:19:20
1447 Posts - 368 Puntos
El oso kesagake:

Todo comienza en el noviembre de 1915, un oso gigantesco que acaba de despertar de la hibernación acerca a la aldea de Hokkaido, que al principio solo estaba interesado por la plantación de maíz. Los vecinos dispararon al oso y este escapo y los aldeanos pensaron que el oso había aprendido a temer a los humanos, pero estaban equivocados.
El 9 de diciembre el oso regresa y entra en la casa de la familia Ota, que en el interior solo estaba la esposa y su bebe. El oso muerde la cabeza del bebe, matándolo en el acto, la mujer trata de defender con una leña pero le es imposible el oso la mata y lo lleva hacia el bosque.



Cuando la escena fue descubierta parecía una autentica masacre, había sangra por doquier. Los aldeanos salieron hacia el bosque para matar al oso, lo encontraron y dispararon cinco veces pero el oso no pareció afectado y escapo. Encontraron a la mujer escondida por una capa de nieve, solo estaba la cabeza y las piernas, el oso había ocultado los restos ahí para regresar a comerlos mas tarde.
Esa misma noche, suponiendo que el oso regresaría a la aldea, varios hombres lo esperaron y lograron dispararle nuevamente, pero una vez mas el oso logró escapar.

El 10 de diciembre regresa a la aldea y entra en la casa de la familia Miyoke y este ataque seria el mas sanguinario y espantoso cometido por este devorador de hombre. Lo que ocurrió ahí fue una masacre en la que el oso atacó a todas y cada una de las personas que se encontraban en el interior; mató a dos niños, hirió seriamente a otro, y atacó a la mujer del granjero, quien estaba embarazada.



En testimonios posteriores los aldeanos escucharon que la mujer rogaba al oso que comiera su cabeza pero que no toque su vientre, el oso no la hizo caso y la mato, termino parcialmente devorada, el feto fue encontrado con vida de su cadáver, pero murió poco después.



Una mujer y sus hijos sin embargo lograron escapar de la casa y alertar a los cazadores, quienes habían estado siguiendo un rastro equivocado en el bosque; rápidamente acudieron a la granja y encontraron la casa completamente a oscuras y en silencio. De pronto escucharon gruñidos y el crujido de huesos en el interior; asumiendo que todos los humanos dentro habían muerto, alguien sugirió que prendieran fuego a la casa para acabar con el oso de una vez por todas, pero la idea fue desechada en caso de que hubiera alguna persona viva aun en el interior.
Se ideó un plan para espantar al oso haciendo mucho ruido y forzándolo a salir de la casa, pero aunque el animal salió y los cazadores dispararon sobre el, el animal logró escapar al bosque valiéndose de la oscuridad. En el interior, fueron hallados dos niños que habían sobrevivido aunque estaban terriblemente heridos; otros dos niños y la mujer embarazada, junto con el feto que había sido arrancado de su vientre, yacían en el suelo en medio de un enorme charco de sangre.
La escena era tan horrible y fuerte que muchos huyeron corriendo, solo unos pocos veteranos de la guerra ruso-japonesa permanecieron ahí.
Hasta que un cazador llamado Yamamoto Hekichi se entero e identificó al oso como Kesagake, un enorme macho que ya había sido antes culpado por la muerte de otras tres mujeres. Así, junto con la guardia local, eran 60 hombres, partieron hacia la montaña para matar al oso.
Yamamoto estaba familiarizado con el comportamiento de Kesagake y con éxito lo localizó. Yamamoto vio al oso descansando cerca de un roble japonés . Él se acercó a unos 20 metros del oso y disparó contra él. Su primer disparo golpeó el corazón del oso y el segundo le disparó a su cabeza, matándolo. Muestra de la terrible afición de Kesagake por la carne humana es que los intentos por atraerlo a una emboscada fallaron hasta que se usó un cadáver humano como carnada. Examinacion del cadáver demostró que Kesagake media 2.7 metros de altura y pesaba mas de 380 kilos.
Miércoles 31/10/2018, 15:28:37
1447 Posts - 368 Puntos
                              El hijo
Horacio Quiroga

Es un poderoso día de verano en Misiones, con todo el sol, el calor y la calma que puede deparar la estación. La naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí.

Como el sol, el calor y la calma ambiente, el padre abre también su corazón a la naturaleza.

-Ten cuidado, chiquito -dice a su hijo, abreviando en esa frase todas las observaciones del caso y que su hijo comprende perfectamente.

-Si, papá -responde la criatura mientras coge la escopeta y carga de cartuchos los bolsillos de su camisa, que cierra con cuidado.-

Vuelve a la hora de almorzar -observa aún el padre.-Sí, papá -repite el chico.

Equilibra la escopeta en la mano, sonríe a su padre, lo besa en la cabeza y parte. Su padre lo sigue un rato con los ojos y vuelve a su quehacer de ese día, feliz con la alegría de su pequeño.

Sabe que su hijo es educado desde su más tierna infancia en el hábito y la precaución del peligro, puede manejar un fusil y cazar no importa qué. Aunque es muy alto para su edad, no tiene sino trece años. Y parecía tener menos, a juzgar por la pureza de sus ojos azules, frescos aún de sorpresa infantil. No necesita el padre levantar los ojos de su quehacer para seguir con la mente la marcha de su hijo.
Ha cruzado la picada roja y se encamina rectamente al monte a través del abra de espartillo.

Para cazar en el monte -caza de pelo- se requiere más paciencia de la que su cachorro puede rendir. Después de atravesar esa isla de monte, su hijo costeará la linde de cactus hasta el bañado, en procura de palomas, tucanes o tal cual casal de garzas, como las que su amigo Juan ha descubierto días anteriores. Sólo ahora, el padre esboza una sonrisa al recuerdo de la pasión cinegética de las dos criaturas.

Cazan sólo a veces un yacútoro, un surucuá -menos aún- y regresan triunfales, Juan a su rancho con el fusil de nueve milímetros que él le ha regalado, y su hijo a la meseta con la gran escopeta Saint-Étienne, calibre 16, cuádruple cierre y pólvora blanca.Él fue lo mismo.

A los trece años hubiera dado la vida por poseer una escopeta. Su hijo, de aquella edad, la posee ahora y el padre sonríe…No es fácil, sin embargo, para un padre viudo, sin otra fe ni esperanza que la vida de su hijo, educarlo como lo ha hecho él, libre en su corto radio de acción, seguro de sus pequeños pies y manos desde que tenía cuatro años, consciente de la inmensidad de ciertos peligros y de la escasez de sus propias fuerzas.Ese padre ha debido luchar fuertemente contra lo que él considera su egoísmo. ¡Tan fácilmente una criatura calcula mal, sienta un pie en el vacío y se pierde un hijo!El peligro subsiste siempre para el hombre en cualquier edad; pero su amenaza amengua si desde pequeño se acostumbra a no contar sino con sus propias fuerzas.

De este modo ha educado el padre a su hijo. Y para conseguirlo ha debido resistir no sólo a su corazón, sino a sus tormentos morales; porque ese padre, de estómago y vista débiles, sufre desde hace un tiempo de alucinaciones.

Ha visto, concretados en dolorosísima ilusión, recuerdos de una felicidad que no debía surgir más de la nada en que se recluyó. La imagen de su propio hijo no ha escapado a este tormento. Lo ha visto una vez rodar envuelto en sangre cuando el chico percutía en la morsa del taller una bala de parabellum, siendo así que lo que hacía era limar la hebilla de su cinturón de caza.Horrible caso… Pero hoy, con el ardiente y vital día de verano, cuyo amor a su hijo parece haber heredado, el padre se siente feliz, tranquilo y seguro del porvenir.

En ese instante, no muy lejos, suena un estampido.

-La Saint-Étienne… -piensa el padre al reconocer la detonación. Dos palomas de menos en el monte…

Sin prestar más atención al nimio acontecimiento, el hombre se abstrae de nuevo en su tarea.

El sol, ya muy alto, continúa ascendiendo. Adónde quiera que se mire -piedras, tierra, árboles-, el aire enrarecido como en un horno, vibra con el calor. Un profundo zumbido que llena el ser entero e impregna el ámbito hasta donde la vista alcanza, concentra a esa hora toda la vida tropical.

El padre echa una ojeada a su muñeca: las doce. Y levanta los ojos al monte. Su hijo debía estar ya de vuelta. En la mutua confianza que depositan el uno en el otro -el padre de sienes plateadas y la criatura de trece años-, no se engañan jamás. Cuando su hijo responde: “Sí, papá”, hará lo que dice. Dijo que volvería antes de las doce, y el padre ha sonreído al verlo partir. Y no ha vuelto.

El hombre torna a su quehacer, esforzándose en concentrar la atención en su tarea. ¿Es tan fácil, tan fácil perder la noción de la hora dentro del monte, y sentarse un rato en el suelo mientras se descansa inmóvil?

El tiempo ha pasado; son las doce y media. El padre sale de su taller, y al apoyar la mano en el banco de mecánica sube del fondo de su memoria el estallido de una bala de parabellum, e instantáneamente, por primera vez en las tres transcurridas, piensa que tras el estampido de la Saint-Étienne no ha oído nada más. No ha oído rodar el pedregullo bajo un paso conocido. Su hijo no ha vuelto y la naturaleza se halla detenida a la vera del bosque, esperándolo

.¡Oh! no son suficientes un carácter templado y una ciega confianza en la educación de un hijo para ahuyentar el espectro de la fatalidad que un padre de vista enferma ve alzarse desde la línea del monte. Distracción, olvido, demora fortuita: ninguno de estos nimios motivos que pueden retardar la llegada de su hijo halla cabida en aquel corazón.

Un tiro, un solo tiro ha sonado, y hace mucho. Tras él, el padre no ha oído un ruido, no ha visto un pájaro, no ha cruzado el abra una sola persona a anunciarle que al cruzar un alambrado, una gran desgracia…

La cabeza al aire y sin machete, el padre va. Corta el abra de espartillo, entra en el monte, costea la línea de cactus sin hallar el menor rastro de su hijo.

Pero la naturaleza prosigue detenida. Y cuando el padre ha recorrido las sendas de caza conocidas y ha explorado el bañado en vano, adquiere la seguridad de que cada paso que da en adelante lo lleva, fatal e inexorablemente, al cadáver de su hijo.

Ni un reproche que hacerse, es lamentable. Sólo la realidad fría, terrible y consumada: ha muerto su hijo al cruzar un… ¡Pero dónde, en qué parte! ¡Hay tantos alambrados allí, y es tan, tan sucio el monte! ¡Oh, muy sucio ! Por poco que no se tenga cuidado al cruzar los hilos con la escopeta en la mano…

El padre sofoca un grito. Ha visto levantarse en el aire… ¡Oh, no es su hijo, no! Y vuelve a otro lado, y a otro y a otro…

Nada se ganaría con ver el color de su tez y la angustia de sus ojos. Ese hombre aún no ha llamado a su hijo. Aunque su corazón clama por él a gritos, su boca continúa muda. Sabe bien que el solo acto de pronunciar su nombre, de llamarlo en voz alta, será la confesión de su muerte.

-¡Chiquito! -se le escapa de pronto. Y si la voz de un hombre de carácter es capaz de llorar, tapémonos de misericordia los oídos ante la angustia que clama en aquella voz.Nadie ni nada ha respondido. Por las picadas rojas de sol, envejecido en diez años, va el padre buscando a su hijo que acaba de morir.

-¡Hijito mío..! ¡Chiquito mío..! -clama en un diminutivo que se alza del fondo de sus entrañas.Ya antes, en plena dicha y paz, ese padre ha sufrido la alucinación de su hijo rodando con la frente abierta por una bala al cromo níquel. Ahora, en cada rincón sombrío del bosque, ve centellos de alambre; y al pie de un poste, con la escopeta descargada al lado, ve a su…

-¡Chiquito…! ¡Mi hijo!

Las fuerzas que permiten entregar un pobre padre alucinado a la más atroz pesadilla tienen también un límite. Y el nuestro siente que las suyas se le escapan, cuando ve bruscamente desembocar de un pique lateral a su hijo.

A un chico de trece años bástale ver desde cincuenta metros la expresión de su padre sin machete dentro del monte para apresurar el paso con los ojos húmedos.

-Chiquito… -murmura el hombre. Y, exhausto, se deja caer sentado en la arena albeante, rodeando con los brazos las piernas de su hijo.
La criatura, así ceñida, queda de pie; y como comprende el dolor de su padre, le acaricia despacio la cabeza:

-Pobre papá…

En fin, el tiempo ha pasado. Ya van a ser las tres…

Juntos ahora, padre e hijo emprenden el regreso a la casa.

-¿Cómo no te fijaste en el sol para saber la hora…? -murmura aún el primero.

-Me fijé, papá… Pero cuando iba a volver vi las garzas de Juan y las seguí…

-¡Lo que me has hecho pasar, chiquito!

-Piapiá… -murmura también el chico.

Después de un largo silencio:

-Y las garzas, ¿las mataste? -pregunta el padre.

-No.

Nimio detalle, después de todo. Bajo el cielo y el aire candentes, a la descubierta por el abra de espartillo, el hombre vuelve a casa con su hijo, sobre cuyos hombros, casi del alto de los suyos, lleva pasado su feliz brazo de padre. Regresa empapado de sudor, y aunque quebrantado de cuerpo y alma, sonríe de felicidad.

Sonríe de alucinada felicidad… Pues ese padre va solo.

A nadie ha encontrado, y su brazo se apoya en el vacío. Porque tras él, al pie de un poste y con las piernas en alto, enredadas en el alambre de púa, su hijo bienamado yace al sol, muerto desde las diez de la mañana.

                                      FIN
Miércoles 31/10/2018, 16:02:39
1447 Posts - 368 Puntos
                     La Historia de Abelfo

[i]Son 12 ya los años que han pasado desde la primera vez que pisé un bingo y creo que nunca podré olvidar aquella fría y lluviosa noche de un Noviembre oscuro e invernal durante la cual el número 14 dejaría un rastro indeleble en mi memoria.

[/i][i]Yo tenía 18 años, una novia de la misma edad y los dos éramos estudiantes. Pasábamos los fines de semana de la única manera razonable en esa etapa: tratando de juntar hasta el último céntimo para salir de fiesta ya que dedicarse al estudio generalmente condena a una situación económica un tanto precaria.

[/i][i]Recuerdo que unas semanas antes de la citada noche una de mis primas mayores había ido con sus amigos al bingo por pura diversión y la fortuna quiso que saliera ganadora de un buen bote en el primer cartón que jugaba en su vida.

[/i][i]Posiblemente el relato de la suerte de mi familiar fue lo que me empujó a, mientras tomábamos unas cervezas en un bar de mi ciudad durante un Viernes noche, sugerirle a mi novia que fuéramos a un bingo cercano.

[/i][i]Los dos acabábamos de cumplir nuestra mayoría de edad, por lo que entrar en un establecimiento en el que hasta hace poco nos estaba prohibida la entrada parecía un plan de lo más emocionante.

[/i][i]Tras enseñar nuestros documentos de identidad en la entrada, nos dirigimos a una de las pocas mesas en las que había sitios libres mientras tratábamos de acostumbrarnos a la atmósfera de un establecimiento que resultaba extraño para nosotros-

[/i]En la primera ronda decidimos comprar cada uno un cartón y, no sin dificultad debido a que no estábamos familiarizados con el bingo online, tratamos de seguir los números que una mujer iba sacando del tambor giratorio y un hombre cantaba en un micrófono.Conseguí acostumbrarme al ritmo del juego a partir de la segunda o tercera ronda, partidas en las que la fortuna no parecía estar de nuestro lado ya que nuestros cartones se iban sin apenas haber tachado ningún número.[i]Con nuestro presupuesto al borde de la bancarrota, decidimos utilizar las últimas monedas que quedaban en el bote común para adquirir el cartón que nos brindaría la última oportunidad de salir de allí como vencedores y no como simples parias.

[/i]Recuerdo que el bote para aquél que cantara bingo rondaba los 500€, una cifra que en las mentes de dos estudiantes como nosotros se traducía en un sinfín de caprichos y excentricidades con las que la mayoría de las veces solo podíamos soñar.[i]La que estaba condenada a ser nuestra última ronda comenzó de una manera nada prometedora. Con solo tres números tachados en nuestro cartón, alguien elevó la voz para cantar línea.

Parecía que la diosa fortuna se iba a mostrar esquiva una vez más aquella noche.[/i][i]Así continuamos para bingo y en nuestras caras ya se podían vislumbrar atisbos de decepción. Las probabilidades de completar nuestro cartón antes que cualquiera de aquellos a los que les faltaran menos números para ganar eran muy bajas, así que yo ya casi me daba por vencido.

[/i][i]Tras un par de números más sin suerte, el rumbo de la partida cambió y, una tras otra, comenzamos a tachar las casillas de nuestro cartón. Así continuamos durante un breve espacio de tiempo hasta que un único número se mostraba inmaculado ante nuestros ojos: el 14.

[/i]Un 1 y un 4 era lo único que nos separaba del éxito y en nuestras mentes ya podíamos vislumbrar el dinero y lo que con él podríamos hacer.[i]El 23: dos, tres, escuchamos mientras nosotros pensábamos en una cena romántica en un restaurante de lujo. Embutidos, mariscos y pescados regados con los mejores vinos…

[/i][i]El 35: tres, cinco. Un fin de semana en un hotel. Jacuzzi en la habitación, servicio de habitaciones, una botella de champagne…

[/i][i]El 4. Perder la cabeza de compras. Zapatos nuevos, gafas de sol, abrigos de marca…

[/i][i]El 19, uno, nueve. La mayor de las fiestas invitando a todos nuestros amigos a una bacanal que pasaría a los anales de nuestra facultad…
[/i][i]El 27, dos, siete. Un teléfono móvil último modelo, la videoconsola que siempre había querido…

[/i]Nuestros corazones parecían al borde del colapso hasta que, por fin, llegó el momento que nunca olvidaríamos. Tras unos minutos que nos parecieron eternos, escuchamos el último número que saldría del bombo en esa ronda…

[i]El 16, uno, seis… ¡BINGO!

[/i]La voz de una señora mayor rompió el silencio de la sala, que pasaría a llenarse de murmullos de desaprobación, rabia, desilusión y algún que otro comentario malintencionado deseando la peor de las suertes a la afortunada.Con nuestros bolsillos vacíos y todas nuestras ilusiones rotas, no tuvimos más opción que recoger nuestros abrigos y dirigirnos a la salida. El número 14 quedaría grabado en mi mente para siempre junto con la voz de la señora cantando bingo…[i]

Albelfo, desde España[/i]
Miércoles 31/10/2018, 16:08:21
843 Posts - 244 Puntos
Había una vez un gualeguaychense que fue de visita a Zárate, capital de Buenos aires, lo cagó un vecino y se fue llorando.
Luego volvió a su chalet colonial y lo picó el dengue.
Fin.
Ríe del placer de ser tan cruel e inaccesible.
Miércoles 31/10/2018, 16:40:10
23199 Posts - 888 Puntos
Todo comienzo tiene un final. The End
Miércoles 31/10/2018, 16:51:06
5498 Posts - 712 Puntos
"Pequeña Belen no ilustrada"
"Yo Cumbio"
Miércoles 31/10/2018, 18:12:44
9037 Posts - 2447 Puntos
dicen que iba un ciego a la playa, iba con un bolso la reposera en mano, la sombrilla y el bastón. como no veia nada nadie podía decirle nada ya que era ciego, hasta que encuentra un lugar libre y empieza a armar su lugar tiendita para descansar, no va que en eso saca del bolso como un salva vidas para inflar y meterse al agua, y un señor que estaba al lado se da cuenta que lo que estaba inflando era una muñeca inflable, entonces el loco se levanta y encara al ciego y le dice:

- che loco, la verdad que me di cuenta mientras venías caminando de que sos una persona ciega, pero venía a decirte que lo que estas inflando es una muñeca inflable mostro.. le dice el flaco

a lo que el ciego atonito después de unos segundos le responde..

- uhh entonces me estuve cogiendo al patito!!!! le dice cabizbajo .. JAJJAJAJAJAJ

Fin
No confíes en las personas cuyos sentimientos cambian con el tiempo. Confía en las personas cuyos sentimientos siguen siendo los mismos, incluso cuando el tiempo cambie.           Vivimos entrenando para hacer dinero.. estudiando, cosas que aveces ni siquiera queremos, esculpiendo nuestros cuerpos para estar buenas y buenos pues sabemos que para ver corazones todos son ciegos.. el orgullo y el ego, hablando de felicidad sin siquiera saber lo que queremos.. Todos quieren la jeva mas buena, camioneta nueva, pero ¿¿Y la felicidad que?? 
Miércoles 31/10/2018, 18:34:40
1948 Posts - 762 Puntos
Escrito por Ale_mates y facturas

SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ:

Hace unos dos años, en Granada capital, ocurrió un asesinato que llamó mucho la atención. Fue en un piso de estudiantes, donde vivían cuatro chicas. Una noche, dos de las chicas se fueron a sus respectivos pueblos ya que era viernes, para pasar el fin de semana. Las otras dos se quedaron en el piso. Una de ellas decidió irse a dormir al piso de una compañera de clase. Se fue dejando a la otra sola en la vivienda.

Por la noche, la que se había ido a dormir fuera se dio cuenta de que no tenía pijama y volvió al piso a recogerlo. Fue a su habitación y no encendió la luz para no “despertar” a su compañera. Cogió el pijama que estaba en el armario y se fue de nuevo.

A la mañana siguiente, cuando volvió, se dio cuenta de que la policía estaba en el piso y que los vecinos llenaban el pasillo. Se asustó mucho porque no sabía qué había pasado. Se dirigió a su habitación y vio que un “cuerpo” se encontraba en el suelo tapa-do con una sábana. ¡Era un cadáver! ¡Su amiga había muerto! ¿Cómo? Se puso muy nerviosa, un montón de preguntas se atropellaban en su mente y no encontraba ninguna respuesta.

La noche antes un ladrón había entrado en el piso y, estando la chica sola, la mató después de robarle el dinero que tenía. Cuando la chica protagonista fue al piso a recoger el pijama, el ladrón se encontraba en su habitación y ya había asesinado a su compañera. Dicho hombre dejó escrito en el espejo de la habitación, con pintalabios rojo: “SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ”.


Pensé que se trataba de una explosión de gas
Atte el Rey de Copas
Miércoles 31/10/2018, 20:53:12
61384 Posts - 20326 Puntos
Martin Fierro

!o que les voy a decir
nimguno lo pomga en duda
y aunque la cosa es peluda
es ladino el corazon
pero la lengua no ayuda

El rigor de las desdichas
hemos soportao diez años
pelegrinando entre estraños
sin tener donde vivir
y obligados a sufrir
una maquina de daños .

En tan triste desabrigo
tras un mes iba otro mes
guardaba silencio el juez
la miseria me invadia
me acordaba de mi tia
al verme en tal desnudez

Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno
y si me quieren probar
siempre me ruve por gueno
salgan otros a jugar
y veremos quien es menos

Nimguno me hable de penas
porque yo penando vivo
y naides se muestre altivo
aunque en el estribo este
que suele quedar de a pie
el gaucho mas atrevido.

Jose Hernandez 1834 , Partido de San Martin, Provcia de Bs As

dedicado al Rojo .
Viernes 02/11/2018, 03:15:19
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Sherlock Holmes y el caso del
violador de Trafalgar Square .





Corria el año 1918 y Sherlock Holmes y su ayudante Watson estaban tras la pista del Violador de TS , su modus operandis era seguir a sus victimas en las noches de niebla baja hasta el Puente de Londres y ahi violarlos por atras , fuesen mujeres u Hombres .

La Policia de Londres recibia denuncias todas las noches de una nueva violacion, pero pese a la pericia de la mejor Policia del mundo , el violador siempre se les escapaba.
Le tendian todo tipo de trampas , pero el , siempre estaba un paso adelantado y parecia intuir las emboscadas , desapareciendo entre la niebla y la oscuridad de las calles de Londres .

Finalmente Sherlock le dice a Watson , :” Watson solo queda una forma de atraparlo ,
haciendo yo de carnada , aunque me cueste la hombria y me rompa la reputacion .
Y esa noche Sherlock se gue caminando solo entre las sombras de esa noche que lo marcaria para toda su vida .



Solo se escuchaban el ruido de sus pasos, el sonido de la bocina de un barco que atravesaba las aguas del Rio Thamesis .
Algun perro ladrando en la lejania y las ratas corriendo por las calles de la ciudad.

Y llego Sherlock a la costanera del rio, le corria un frio por todo su cuerpo, podia presentir la presencia de alguien mas , escondido entre las sombras de la noche .
Sherlock lentamente metio su mano en el bolsillo de la chaqueta y saco su Pipa, la misma que lo acompañara en cada una de sus investigaciones ,
Se la puso en la boca y en ese preciso momento sintio el ruido de una rama que se quebraba en el piso por la pisada de alguien .

Se mantuvo frio , imperterrito , se volvio a meter otra vez suavemente la mano en el otro bolsillo de su chaqueta , mientras escuchaba cada vez mas cerca los pasos de alguien que se le acercaba por detras.
Saco su bolsa de tabaco , le coloco el tabaco a la pipa y fue en ese preciso momento que supo que los pasos que escucho pertenecian al Violador de TS .

Tomo un fosforo para encender su pipa, y sintio un aliento nauseabundo en su nuca , el aliento que no lo dejaba mover , y una mano temblorosa pero firme que le recorria las nalgas , pero Sherlock mas frio que nunca siguio con la ceremonia de encender su pipa,
El jadeo era cada vez mayor, era una persona muy exitada.
Sherlock largo una bocanada profunda de humo.
y dos manos frias, humedas , le iban bajando los pantalones , pero Sherlock com su tipica flema inglesa ignoraba lo que le pasaba a sus espaldas , y no se movia , la bestia que tenia a su espalda ya casi no podia respirar por la exitacion , sus jadeos eran los de un toro en el momento de aparearse .

Pero Sherlock se hacia el boludo, se seguia haciendo el boludo , ya inclinado sobre el paredon de la costanera , con sus piernas abiertas, esperando el ataque final y traicionero del violador que ya le habia bajado completamente los pantalones y los boxers de tela escocesa .

Se llevo nuevamente la pipa a su boca , y en el momento de aspirar el fino tabaco traido de la India , sintio una cosa dura, caliente y humeda que le penetraba lo mas intimo de su ser .

Toda adentro la tenia y ahi , en ese preciso instante Sherlock se enderezo , cerro rapidamente sus piernas cual Tigre de Bengala que se arroja sobre su presa indefensa .
Y xon las piernas cerrdas , sus pantalones y boxers caidos , grito :: caiste en mi trampa , violador de TS , ! Marche preso ! Y caminando cual pinguino en la nieve , se llevo al Violador atrapado entre sus piernas hasta el cuartel de Scotland Yard .

Otro caso mas resuelto por Sherlock Holmes , el violador atrapado y cual bestia que era atras de las rejas l donde debia estar.

Pero dentro de Sherlock algo se habia roto, ya no era el mismo y su ayudante Watson veia con gran preocupación , como en esas noches oscuras de niebla , Sherlock iba al puente, se apoyaba sobre el murallon , abria sus piernas y lentamente encendia su Pipa.

Como esperando algo de la vida , recordando , vaya a saber que !
Algo que le habia calado muy hondo y que ya nunca volvería a pasar , como nunca volvería a ser el mismo Sherlock Holmes , que empezo a usar chaquetas color fuxia, camisas con puntillas en las mangas y la Pipa, su entrañable amiga de tantas novelas habia sido reemplazada por una boquilla color rosa traida de Paris .......