Jueves 28/07/2016, 13:31:00
Rey de Reyes!!
- 0Seguidores
- 25Comentarios
- 5Me gusta
- 3407Vistas
Un 27 de julio de 1984, el rojo ganaba su séptima copa libertadores de américa, recuerdo la revista el grafico que habia colocado a casi todos los jugadores con un 9 y un 10 en el partido de ida en Porto Alegre, esta es una nota a el bocha tras el partido.
"Cuando empezó el partido nos silbó toda la cancha, pero a diez minutos del final nos aplaudieron 80.000 personas", evoca Enrique Bochini. Habla de la noche del martes 24 de julio de 1984, cuando Independiente venció a Gremio por 1-0 por la ida de la Copa Libertadores, en una exhibición futbolística que provocó admiración.
En la segunda parte se vio lo mejor del Rojo: amagues, caños, lujos y jugadas en las que sus jugadores tocaban y tocaban ante la desesperación de los locales. "En una acción la tocaron 12 veces y la jugada terminó en el palo. Independiente nos pasó por arriba. Tenía un equipazo y la magia de Bochini. Aunque, también hay que decirlo, nosotros no estábamos diez puntos físicamente", apunta a Clarín.com el uruguayo Hugo De León, defensor del Gremio, parte fundamental de ese Gremio que venía de ser campeón del mundo el año anterior.El resultado final no reflejó la verdadera diferencia entre uno y otro. "Teníamos que haber ganado 5-0. Fue un baile", desliza Bochini. El diario Zero Hora, de Porto Alegre, no dudó: "Independiente dio una cátedra de fútbol", y calificó a todos sus jugadores con 10. "Fue una actuación superlativa. Con actuaciones sobresalientes. Tengo años en el fútbol pero pocas veces vi una superioridad tan notoria como esa en una final", dice Eduardo Rafael, el periodista que cubrió para la revista El Gráfico esa final que abrió el camino para que Independiente conquistara su última Copa Libertadores.
Independiente formó aquella noche con Goyén; Clausen, Villaverde, Trossero, Enrique; Giusti, Marangoni, Bochini; Burruchaga, Bufarini y Barberón. Luego ingresó Reynoso. "Fue el partido perfecto", declaró Pastoriza, el padre de la criatura. Fue así, nomás. Tres días después, en Avellaneda, el Rojo igualaba sin goles con Gremio y daba la vuelta olímpica. Pero esos hinchas que ya peinan canas recuerdan más la histórica noche de Porto Alegre que la mismísima vuelta olí.
"Cuando empezó el partido nos silbó toda la cancha, pero a diez minutos del final nos aplaudieron 80.000 personas", evoca Enrique Bochini. Habla de la noche del martes 24 de julio de 1984, cuando Independiente venció a Gremio por 1-0 por la ida de la Copa Libertadores, en una exhibición futbolística que provocó admiración.
En la segunda parte se vio lo mejor del Rojo: amagues, caños, lujos y jugadas en las que sus jugadores tocaban y tocaban ante la desesperación de los locales. "En una acción la tocaron 12 veces y la jugada terminó en el palo. Independiente nos pasó por arriba. Tenía un equipazo y la magia de Bochini. Aunque, también hay que decirlo, nosotros no estábamos diez puntos físicamente", apunta a Clarín.com el uruguayo Hugo De León, defensor del Gremio, parte fundamental de ese Gremio que venía de ser campeón del mundo el año anterior.El resultado final no reflejó la verdadera diferencia entre uno y otro. "Teníamos que haber ganado 5-0. Fue un baile", desliza Bochini. El diario Zero Hora, de Porto Alegre, no dudó: "Independiente dio una cátedra de fútbol", y calificó a todos sus jugadores con 10. "Fue una actuación superlativa. Con actuaciones sobresalientes. Tengo años en el fútbol pero pocas veces vi una superioridad tan notoria como esa en una final", dice Eduardo Rafael, el periodista que cubrió para la revista El Gráfico esa final que abrió el camino para que Independiente conquistara su última Copa Libertadores.
Independiente formó aquella noche con Goyén; Clausen, Villaverde, Trossero, Enrique; Giusti, Marangoni, Bochini; Burruchaga, Bufarini y Barberón. Luego ingresó Reynoso. "Fue el partido perfecto", declaró Pastoriza, el padre de la criatura. Fue así, nomás. Tres días después, en Avellaneda, el Rojo igualaba sin goles con Gremio y daba la vuelta olímpica. Pero esos hinchas que ya peinan canas recuerdan más la histórica noche de Porto Alegre que la mismísima vuelta olí.