Sábado 24/02/2018, 08:12:20
SI LO USAN EN LA LIBERTADORES, FUIMOS
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En Economía de la Salvación (ver p.e. HERNÁNDEZ MEDINA, José Francisco. La «Economía de la Salvación»: su uso en los origines de la Iglesia, en los Padres y en el último siglo. Universidad Gregoriana –Facultad De Teología: Departamento de Teología Fundamental. 2009) el asunto es simple. Los chamanes, hechiceros, curanderos o brujos tratan con entidades preternaturales. Cuando los empleás, que el negocio no salga es lo mejor que puede pasarte. Es que si sus “trabajos” dan en la tecla, tarde o temprano tu des-gracia será donde más te duela. Porque tus decisiones tienen consecuencias. Es parte de la historia de la salvación. No es venganza divina. Venganza y amor son lo opuesto. Cualquiera sabe que los castigos de un padre a veces pueden ser duros –los mejores los aplicaban muy duros- y que ello obedece a una función pedagógica inspirada en el amor.
Dios es El Padre perfecto. Sus correctivos son perfectos. Que no entendamos nada de nada ocurre cuando somos hijos díscolos. ¿Resultado? Nos distanciamos de Él –y de Su Iglesia- a veces durante décadas. Y ya se sabe: cuando no creés en Dios, creés en cualquier cosa. Es verdad que con el drama de la vida muchísimos regresan implorantes, y que la mayoría lo hace en tiempo de agonía, y que más vale tarde que nunca. Pero es la gracia de la vida terrenal la que se ha desperdiciado.
Las leyes de la Economía de la Salvación funcionan en todos los órdenes de la vida. Incluso en éste muy menor que es el deporte o el entretenimiento deportivo. Está claro que lo mejor que nos puede haber sucedido es que lo del famoso brujo no funcionara en Porto Alegre –una muestra de cómo lo bueno se hecha a la basura con la superchería. Sin embargo, cargamos con Río –con esa falta de confianza en el trabajo y profesionalismo en buena ley, atribuyndo la gesta al manochanta
Dicho esto, todo indica que, ni bien usen al brujo en la Libertadores, insistiendo en darle la espalda al Padre, quedaremos fuera ipso facto. De la peor manera y sin apelación. Y con el efecto disgregador que conllevará para la historia del club. La advertencia queda debidamente presentada.
Dios es El Padre perfecto. Sus correctivos son perfectos. Que no entendamos nada de nada ocurre cuando somos hijos díscolos. ¿Resultado? Nos distanciamos de Él –y de Su Iglesia- a veces durante décadas. Y ya se sabe: cuando no creés en Dios, creés en cualquier cosa. Es verdad que con el drama de la vida muchísimos regresan implorantes, y que la mayoría lo hace en tiempo de agonía, y que más vale tarde que nunca. Pero es la gracia de la vida terrenal la que se ha desperdiciado.
Las leyes de la Economía de la Salvación funcionan en todos los órdenes de la vida. Incluso en éste muy menor que es el deporte o el entretenimiento deportivo. Está claro que lo mejor que nos puede haber sucedido es que lo del famoso brujo no funcionara en Porto Alegre –una muestra de cómo lo bueno se hecha a la basura con la superchería. Sin embargo, cargamos con Río –con esa falta de confianza en el trabajo y profesionalismo en buena ley, atribuyndo la gesta al manochanta
Dicho esto, todo indica que, ni bien usen al brujo en la Libertadores, insistiendo en darle la espalda al Padre, quedaremos fuera ipso facto. De la peor manera y sin apelación. Y con el efecto disgregador que conllevará para la historia del club. La advertencia queda debidamente presentada.