Escrito por Emilio 1986
Modo Fantino - On: ¿Vos me estas diciendo que si dejamos de lado al curandero Dios nos va a hacer ganar la Libertadores?
Si releés, vas a apreciar que la cosa es más bien al revés.
Recurrir al enemigo y a sus esbirros, condena. Rogar a Dios, libera, cultiva una condición humana que es gracia divina: ser libres. La libertad humana es gracia divina, y obliga. Tanto obliga, que un filósofo triste escribió una vez "el hombre está condenado a ser libre".
"Si dejamos de lado al curandero" -como decís vos-
podemos ser campeones. Por cuenta propia o de milagro. Pero no hay garantía alguna. Los milagros hay que pedirlos, pero que ocurran o no, es del misterio de Dios. Eso sí, hay algo que sí es seguro:
seguimos con el fulano, y quedamos out.
Jamás hubiera sido este tema nuestra preferencia en IR. ¡Nos gusta hablar de fútbol! Pero es el club, institucionalmente -y hasta con el mismo DT- el que enturbió el panorama. Seriamente.
Que un deportista decida persignarse antes de entrar en cancha o rezar mirando al cielo en pleno estadio, es lo normal: anima el espíritu, libera su campo de acción y renueva su amistad con Dios. Decidir que un brujo, curandero, chamán o hechicero haga parte oficial de la delegación, es una aberración: deprime espiritualmente, mina la confianza en las propias fuerzas, llena de dudas sobre el trabajo realizado y exige la correctiva salvifica. Las decisiones tienen consecuencias. Aquí y en el más allá.