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CREAR TEMA

Lunes 19/03/2018, 13:34:26
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yo lo único que pido son tres años más de Holan
Martes 20/03/2018, 22:29:01
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Escrito por Space Cowboy

Alguna vez, dentro de tus fantasías de la adolescencia, ¿estuvo la de dedicarte al fútbol?El ser jugador de fútbol era un sueño más de la infancia. No pude lograrlo. Yo venía de una familia de clase media, de una educación bilingüe... Quería mucho al colegio y a mis amigos. Los entrenamientos eran a la tarde y yo debía cursar inglés a esa hora. Además, mi padre muchas condiciones no me veía... Y en esa época uno tenía poca posibilidad de debate.¿Hiciste el intento y dejaste?Empecé en las inferiores de Banfield. Nací cerca, en Lomas de Zamora. Viví hasta este año ahí. Es el pueblo que amo, las raíces son fuertes. Mi abuelo fue el Presidente de la Cámara de Comercio de Lomas de Zamora y vicepresidente del Rotary Club. Es una familia con raíces en Lomas. Pasada la primera frustración de no haber podido jugar, cuando encontré a los 17 años que mi vocación era ser entrenador, dije: “Algún día voy a ser técnico de fútbol”. Y acá estamos.¿Cómo viviste esa frustración?Yo estaba todo el día con la pelota: jugaba hasta cualquier hora. Iba a un club en Longchamps y me quedaba ahí hasta que no se veía el arco. Hay un señor que quiero mucho, que me bautizó Tarabini, porque iba con la camiseta 11 de Tarabini y pateaba, y pateaba... No sé si lo viví como una frustración, pero me gustaba mucho jugar el fútbol.¿Pero fue un dolor fuerte el no poder hacerlo de manera profesional?Sí, hasta que apareció el hockey en mi vida a los 15 años. Compensó un poco la tristeza de no haber sido futbolista.¿Cómo apareció el hockey?En el colegio, mis compañeras se preparaban para un torneo importante y era una fiesta. En casi todos los colegios bilingües las chicas jugaban al hockey. El entrenador de ese momento me dijo: “Vos que sos futbolero, ¿te animás a armar un equipo? Esto es igual al fútbol, pero con un palo”. Y así empecé.El hockey fue una actividad transitoria hasta volver al fútbol.
Sí, aunque no sé si lo viví tan conscientemente. Agradezco la experiencia que tuve: son más de 25 años. Mi primer equipo lo dirigí a los 16. Le estoy muy agradecido. Yo soy un apasionado. Cuando se presentó la oportunidad de comenzar en el fútbol, sabía que eso era lo que quería. Sentí un estado de plenitud total.Cuando decís “mi viejo no me vio para el fútbol”. ¿El entendía de fútbol?Mi viejo era mecánico y hacía un esfuerzo grandioso para que yo fuera a la escuela. En todas las contingencias de nuestra querida patria, varias veces quedó colgado y mi abuelo materno nos ayudó mucho. Mis abuelos maternos se fueron a los Estados Unidos en el año ’64, lo que fue una gran pérdida para mí. Me acuerdo haber ido al puerto a despedirlos, porque se fueron en barco, y eso sí fue muy triste para mí, me costó mucho superarlo. En ese momento lo emparento con Independiente: mi papá era fanático de Independiente. Su familia era de Checoslovaquia. No sé si es por el color rojo. Hay cierto emparentamiento con el color rojo, quizás por eso cuando llegaron a la Argentina buscaron el color. Mi papá me llevó a la sede de la Avenida Mitre en el ’64, cuando Independiente ganó la Libertadores. Falleció en el año ’79. Me veo reflejado en la historia de miles de argentinos que les gusta el fútbol. Para los varones, el fútbol es el deporte nacional, la primera camiseta, la primera vez en una cancha, un vínculo emparentado con el padre. En mi época no había mucho diálogo con los padres, como el que sí hay ahora, entonces la cancha era nuestro punto de encuentro profundo: esos abrazos en un gol, esa previa de ir juntos...El fútbol era el puente con tu padre.Era el punto en donde tenía mi mejor química y podía comunicarme con él. Fuera del fútbol, tenía mucho carácter y yo no lograba un vínculo afectivo con él. Lo que más recuerdo de haber vivido con él era el fútbol, Independiente. Ni siquiera era la Selección: veíamos los partidos, pero como sus padres eran checos, tenía esa nostalgia de que no era ni de aquí ni de allá. Tenía sentimientos encontrados y no sabía quién quería que ganara en un Mundial. Con Independiente no había dudas.Qué presencia tiene la nostalgia en tu vida: exilios, partidas...Mi abuelo, que vino después de la Primera Guerra Mundial, llegó con un diccionario. Aprendió a hablar castellano leyendo el diario y con el diccionario. Caminó desde Puerto Madero hasta Flores por la Avenida Rivadavia porque tenía la dirección de un tío que vivía en Buenos Aires. Recién ahora puedo contar todo esto sin quebrarme. Antes me emocionaba mucho. El duelo de mi viejo fue duro. Nosotros teníamos muchas limitaciones económicas. Culturalmente estábamos posicionados en un lugar que no correspondía con nuestra economía. A mi hermana la becó un señor llamado Chicho Pardo, por quien tengo un afecto enorme. Es uno de los capos del Banco Mariva, era el presidente del consejo de administración del colegio.

¿Y tu madre?Tiene Alzheimer. Fue una luchadora tremenda, de una gran ética y de valores innegociables.Cada vez que estás en la cancha, que ves esos colores, que gritás los goles, tiene que ver con el reconocimiento. También con devolverle algo y con estar cerquita.Todo era mágico desde que salíamos a la cancha con mi viejo y volvíamos a casa. Después caíamos a la realidad y no encontraba la forma para relacionarme con él más allá del fútbol. Por eso, si bien es cierto que llevo a Independiente en el corazón, también lo siento con las demás personas que son de otros cuadros. “No soy hincha de Independiente, pero con mi viejo me pasó lo mismo que a vos”, me dicen en la calle. La vida te quita y te da.¿Cómo llegaste a ser entrenador de fútbol?





Como te decía, el hockey fue una transición. En 2003 empecé a trabajar con Jorge Burruchaga en Arsenal. Obviamente era un colaborador. Económicamente no era posible mantener a mi familia. Fui haciendo una transición lenta del hockey al fútbol como para poder satisfacer las necesidades básicas. Hubo momentos en los que no tuve auto para mantener mis herramientas de trabajo. Esa transición, desde lo económico, fue complicada. Después de seis años pasé a ser su ayudante de campo y ahí sí empecé a crecer desde otro lugar. Luego trabajé un tiempo en las inferiores de Argentinos Juniors y, a partir de allí, fui ayudante de Matías Almeyda y trabajé en River, en el ascenso de la B Nacional y un semestre en Primera División. Más tarde pasé a la reserva de Banfield como entrenador, estuve seis meses, y tomé a la Primera de Defensa y Justicia. Fueron 15 años largos y duros de preparación y de aprender.No sólo hay una enseñanza de la técnica deportiva, sino un diálogo con el grupo humano.Principalmente. En la conducción de grupos tengo muchos años de experiencia que le debo al hockey.¿Es muy angustiante salir a la cancha frente a cada desafío?No, disfruto mucho de lo que hago. Aparecen las cosquillas en la panza en todos los partidos. ¿Viste que antes se hablaba de que había políticos de raza? Yo me siento un entrenador de raza.Es parte de tu identidad y de la identidad familiar.Obviamente que no dejo de tener en claro que soy el entrenador y que un proyecto dura lo que tiene que durar.¿Y cómo sentís lo que la hinchada espera de vos? ¿Te exigen mucho?Es muy estresante porque yo soy uno de ellos. No hay nadie más autoexigente que yo. Me identifico con el pedido de la hinchada. En el segundo nivel de exigencia de la hinchada están mis hijas, que justo cuando firmaba un preacuerdo para renovar el contrato me mandaron un WhatsApp que decía: “Bueno, ahora vamos por la octava, por la Libertadores”. Mi nieto de dos años se sabe todas las canciones, va a la cancha y grita.¿Tenés dos hijas?Dos mujeres de mi primer matrimonio: una de 24, licenciada en Marketing, y Melanie, que tiene 30 y es pediatra. Ella me dio dos nietos: Felipe, que es el que se sabe todas las canciones, y está embarazada de Catalina. De mi segundo matrimonio, Silvina, ella tiene un varón. Con ella estamos muy enamorados

¿Participa de tu actividad?Me ayuda mucho. Es muy inteligente, cariñosa y perceptiva.¿Cambió tu visión del fútbol cuando las mujeres se incorporaron?No. En los Estados Unidos recién ahora el fútbol masculino está emparejando el femenino. En Alemania también el fútbol femenino es muy importante.¿Qué es lo que tiene el fútbol que le dio el permiso a la mujer para poder disfrutar? ¿La cultura patriarcal machista no las dejaba entrar?Pienso que la mujer primero votó. Después se puso pantalones, después fumó. Trabajó, llegó a la Presidencia. Hay un crecimiento, gracias a Dios, y me parece muy sano. Enhorabuena.¿Juegan distinto al fútbol una mujer y un hombre?Para mí, el hombre y la mujer están hechos de la misma masa. No creo que haya un estilo distinto. Creo que todo es según cómo se enseña en la infancia. La gran diferencia que veo entre las mujeres y los hombres es la parte genital, el mecanismo de reproducción. Y nosotros tenemos mayor estabilidad: los treinta días del mes son iguales. Fui entrenador de mujeres durante muchos años y creo conocerlas un poco… Son fantásticas. Para la empresa, para el arte, tienen mucho más talento que nosotros. ¿Viste que les gritaban comentarios machistas cuando manejaban? ¡Y vos ves cada burro manejando!Llegás a gritar eso hoy y te sentís el máximo de los tarados.
¡Y lógico! Estábamos tan torcidos antes como sociedad…Tuviste problemas con la hinchada de Independiente, casi te secuestran…En el fútbol está institucionalizado que se colabora con la hinchada, entonces… Ese fue el gran problema.Es común que a veces uno no conserve el lugar que le corresponde y más en este país: el jugador quiere opinar como entrenador y viceversa, o el colaborador no se conforma. Es decir, la crisis de los roles.De los roles y de la conciencia de para qué sirve uno.Tengo 57 años y siento que como argentinos nunca somos capaces de sentar a todos los sectores en una mesa y decir que fracasamos desde nuestra fundación, porque no se cumplen las necesidades de la gente ni la igualdad de oportunidades. Me pregunto cuándo será el día que sentemos a todos los factores de poder para ver qué aporta cada uno.Coincido. ¿Y qué preparación profesional tiene un técnico argentino en función de las exigencias que puede tener un técnico del exterior?El problema central es que nosotros creemos que el fútbol no se enseña, sino que nacemos con él. Lamento decir que es al revés: ¿por qué nosotros, siendo que el fútbol es nuestro deporte nacional y que cuando un chico lo primero que tiene es una pelota, no podemos ser escuela de fútbol mundial? Vemos que los diamantes en bruto se terminan de formar en Europa y allá respetan las reglas y valores que esa sociedad tiene.¿Pero un técnico argentino acepta que tiene que aprender mucho más?Siempre hay mecanismos de resistencia. A nuestro país le haría muy bien que los referentes mundiales de esos deportes sigan contando sus experiencias, como se hace en deportes olímpicos. Que no venga Pep Guardiola al Gran Rex, en saco y corbata, sino al predio de la AFA para darles una clínica a nuestros jugadores de las Selecciones Juveniles. Que participen Menotti, Sampaoli y todos los grandes técnicos.Eso significa que haya permeabilidad, humildad y curiosidad.La veo a mi hija y a veces me avergüenzo porque estudió seis años de Medicina y después pasó otros cuatro de residencia en el Garrahan. Siempre está estudiando. Si todas las profesiones se manejaran con esa exigencia, creo que todo sería mejor.En el fondo estás diciendo que querés jerarquizar el fútbol.Exacto. Nuestros futbolistas son diamantes en bruto. Si uno puede hacer que salga el producto elaborado, es más negocio que vender el grano. Hay futbolistas que se van a Europa y no saben hablar otro idioma que el castellano, o no tienen las mejores herramientas para ver cuál es la mejor decisión o a qué liga elegir. Como entrenadores podríamos formar al deportista, no sólo a un futbolista: a un deportista integral.¿Algún miedo en tu vida?A perder la salud. La de mis seres queridos y la mía. Admiraba mucho a Steve Jobs por su tremenda inteligencia para entender lo que era la necesidad tecnológica del ser humano. Bajar eso a tierra, y con un extraordinario talento para hacerlo simple, todo hizo que lo admirara. Así también, por su lucha: a pesar de las vicisitudes de su infancia, se sobrepuso para lograrlo. Creo que él hubiera dado toda su fortuna por tener salud.¿Cuál es el jugador que más admirás en la historia del fútbol? No hablo del fútbol actual, no quiero ponerte en compromisos...Creo que Diego Maradona es el fiel representante de lo que somos como argentinos.¿Pero es el mejor jugador?Sí, él y Ricardo Bochini, emblema de Independiente. Ricardo era extraordinario: en los momentos clave, hacía goles o pases decisivos para ganar partidos. Un don que tienen los elegidos.
muy largo pero valió la pena.
No se si vende humo pero es interesante siempre escucharlo.
Seba 83