Hace dos décadas ya, un 9 de noviembre de 1994, Independiente conseguía ese trofeo que le había sido esquivo y que era el único que no adornaba sus nutridas vitrinas: La Supercopa.
Independiente hacía unos meses había conseguido de la mano de ese equipo espectacular de Miguel Angel Brindisi el torneo local con un cierre contundente que culminó con un enloquecedor 4-0 sobre Huracán.
Tras la conquista todos los cañones apuntaron a la Supercopa. Ese torneo que tanto lo seducía y nunca había podido tener en sus manos. Esa presea que faltaba en las vitrinas y que Boca le había arrebatado unos años antes. Y, justamente, ese 9 de noviembre de 1994 se volvían a enfrentar en un mano a mano ajustado, pero que el Rojo ganó bien.
En la Bombonera, Boca se presentaba como uno más de todos los rivales difíciles que había enfrentado el Rojo. Y, como tal, de local comenzó mejor y se puso en ventaja gracias al gol del uruguayo Manteca Martínez. Un recordado delantero boquense. Pero Independiente no se quedó atrás y llegó al empate gracias al gol de Sebastián Pascual Rambert de cabeza.
Con el empate, el partido de vuelta se vivía como una verdadera final. La Vieja Doble Visera estaba colmada. En Avellaneda, ese miércoles, se respiraba ilusión… la gente se sentía campeón. Y así fue. El once fue: Islas, Craviotto, Arzeno, Serrizuela, Ríos, Cagna, Pérez, López, Garnero, Rambert y Usuriaga. El resultado fue 1-0, escueto, pero fulminante.
El gol de Rambert quedó en la historia de todos. Gustavo López lo habilitó de manera sensacional, el Avión corrió habilitado y ante un Navarro Montoya tieso definió por arriba de toda la humanidad del arquero. El delirio fue total. Lágrimas de alegría en la tribuna local, lágrimas de decepción y tristeza en la visitante.
Cuando el árbitro decretó el final, la fiesta fue total. El Rojo alcanzaba ese trofeo esquivo y fiel a su estilo, lo ganó al año siguiente también. Ya con el Zurdo López como DT, con Mondragón, algunos sobrevivientes y otros refuerzos más.
La campaña arrancó con un traspié en Brasil. Derrota 1-0 ante el Santos y lesión de Pablo Rotchen. En la vuelta, el 4-0 contundente le permitió seguir y, casualmente, uno de los goles los marcó Claudio Arzeno, el reemplazante del Morrón. También hubo un golazo del gran Palomo Usuriaga. Los otros dos fueron de Rambert y Hugo Périco Pérez
Después fue el turno de Gremio. En Brasil fue empate 1-1 con una gran jugada y definición de Rambert. En Avellaneda, fue triunfo gracias a los goles gol de Usuriaga y de Gustavo López. En Semifinales fue ante el Cruzeiro. Independiente había caído 1-0 en Brasil, pero en Avellaneda volvió a sacar su mística y lo dio vuelta fácil 4-0. Rambert, Usuriaga por 2 y Juan José Serrizuela.
