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Lacrimógeno

vs. banfield

Ver a este equipo es vomitivo, genera sarpullido, rabia, sarna. Un plantel de ignotos jugadores, porque eso parecen, que salen a ridiculizar al hincha de Independiente. El equipo es lacrimógeno, no juega absolutamente a nada. Pasaron 15 días para que Américo Gallego pueda amoldar una idea, un rumbo, una identidad, pero nada. Las fechas pasan y nuestros rivales se nos ríen en la cara. Un Banfield que pelea por no entrar a la Promoción nos hace cinco goles: parece una cargada. Sí, este equipo es un agravio a la historia roja.

Da pena la defensa, da miedo el medio y, la ofensiva, es una ofensa a los ojos. No hay carácter, no hay amor propio, pero sí hay protestas cuando el sueldo de fin de mes no llega a los bolsillos por atrasos. Esa rebeldía hay que mostrarla en la cancha, con ímpetu, huevos y signos de grandeza. Pero claro, parece que ahora en Independiente, todo esto, es utópico. Así como también es quimérico que el Presidente le de una explicación al hincha, al socio, sobre este presente nauseabundo.

Las palabras quedan demás. Parece que esto es joda, definitivamente, ¿O algún dirigente pensó que estamos es un coma profundo? El futuro es crítico. Somos el hazmerreir del fútbol argentino. Desde la comisión directiva, hasta el plantel completo, incluyendo al cuerpo técnico. Tolo, ¿dónde quedó lo de la escoba? Seguramente donde todo queda en este club: en el baúl de las falsas promesas.

Pegue aquí, siga pegando. El hincha sigue recibiendo golpes bajos, y la resistencia aún no llegó. Porque algunos siguen cantando que no les interesa ni periodismo ni la policía, mientras otros no entienden como cambió el paladar de cepa. Los silbidos del final fueron un reflejo de lo que da este equipo: absolutamente nada.

Ahora se viene San Lorenzo, con ganas de aprovechar la oferta: lleve cinco sin pagar ni esforzarse. Banfield, sí Ban-field, nos pintó la cara, como así también lo hicieron Lanús, Estudiantes (con la Reserva), Gimnasia de Jujuy (un equipo descendido), San Martín de Tucumán (que está por descender), entre otros. Vergüenza.

“Tenemos que sumar los nueve puntos que quedan”, se jactaban en la semana. Empiecen por sumar de a uno, muchachos. La humillación no tiene fin. La deshonra tampoco. Ya no se soporta otro tropezón, ni nada parecido. Ya no se soporta a este Independiente.

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