Independiente volvió a dar, frente a Gremio, una muestra más de carácter en uno de los partidos más difíciles que le tocó afrontar. A pura garra, jugó de igual a igual con un jugador menos y podría haberse llevado el triunfo.
Cada vez que empieza a rodar la pelota, los corazones rojos empiezan a latir a mil por hora. Es típico, aun estando bien o estando mal, pero este Independiente es distinto, es místico, es un equipo que da la sensación de que se puede ganar cuando sea y a quién sea. Con Gremio no fue la excepción, y eso que viene de ganar la Libertadores.
Ni bien Roddy Zambrano dió el silbatazo inicial, se entendió la intención del Rojo. Con una presión bien alta y el clásico juego a puro toque al que ya nos acostumbró, intentó lastimar al elenco brasileño por todos lados y tuvo oportunidades de hacerlo: Un remate desvíado de Emmanuel Gigliotti abajo del arco y un cabezazo al travesaño de Maximiliano Meza, entre otras situaciones. Así, el Orgullo Nacional le hacía frente al Tricolor.
Sin embargo, un error garrafal en defensa costó el gol de Luan y después, Gigliotti vió la tarjeta roja por un codazo a Walter Kannemann. De esta forma, el panorama parecía oscuro en Avellaneda, pero estos son los encuentros que más le gustan a este equipo.
A pura garra, el Rey de Copas hizo que no se notara la diferencia numérica frente al último campeón de la Libertadores. El Diablo siguió yendo, siguió apretando y, tras una falta a Jonathan Menéndez que bien podría haber sido motivo de expulsión para el brasileño, Fernando Gaibor hizo honor a la diez, tomó el tiro libre y empató el cotejo en el momento más complicado. Locura total en el Libertadores de América.
Después, Independiente siguió intentando, hasta que se quedó sin piernas. Promediando el segundo tiempo, los jugadores del Rojo empezaron a sentir el cansancio, y fue ahí que Gremio empezó a proponer más. Aún así, el Orgullo Nacional no renunció a su idea y siguió tratando de, al menos, aguantar las embestidas del visitante.
Al final del partido, con el empate consumado, los aplausos fueron elocuentes: El Rey de Copas había jugado un partido más que chivo y volvió a hacer honor a los viejos equipos gloriosos. Y vaya si fue así que, en conferencia de prensa, Ariel Holan soltó: “Es muy merecido que la gente apoye de la forma que está apoyando, porque los jugadores están volviendo sobre los pasos de nuestra historia”. ¡Felicidades Rojo, volviste a ganarte el respeto del continente!
