“Hay que colaborar para que el clásico se juegue en paz”. Parece que se lo tomaron muy en serio. El temor a que los hinchas de Racing suspendieran el partido convirtió al clásico de Avellaneda en uno de los más “descoloridos” de los últimos años.
Un clásico que los hinchas de Independiente venían esperando desde hace varios meses, un clásico que prometía color, cargadas, cánticos y todo lo que diferencia al fútbol argentino del resto del mundo. Pero las autoridades tenían pensada otra cosa.
Para empezar, la absurda decisión de otorgarle a Racing sólo 3.500 entradas (500 de ellas plateas), algo que no había manchado a este clásico hasta el momento y de lo cual estábamos orgullosos. Un promedio de diez mil personas visitantes se hacían presente en cada edición del clásico. Como lo indica la historia. Sin embargo, tuvimos que ver una tribuna ocupada en un 40%.
Pero no sólo terminó ahí la cuestión. Independiente agotó las entradas el sábado por la mañana. El 100% de las plateas agotadas. Imaginábamos un estadio repleto, pero no. Sólo se le vendió al público de Independiente un 60% de las plateas, lo que dejaba en claro varios huecos que nada tienen que ver con el clásico.
Carteles, pancartas, afiches y todo “cotillón” que llevó el hincha común, fue censurado por las fuerzas de seguridad del club y empleados encubiertos en la cancha.
No conformes con reducir considerablemente la cantidad de público y sacarle el color de los afiches, banderas y cargadas, sacaron una de las cosas más lindas que tiene el clásico, la “previa”. Ese cruce de canciones entre una hinchada y otra se vio imposibilitado por la orden de poner al máximo el volumen de la pantalla del estadio, cosa que se tornó realmente insoportable e hizo pasar inadvertida la salida de los equipos a la cancha.
Ya comenzado el partido, nada cambiaría, desde adentro, los jugadores de ambos equipos y el árbitro Héctor Baldassi, seguían “colaborando” para que todo siga en paz. ¿En las tribunas? Se extrañaron las canciones clásicas contra Racing; “Hoy no abandonés Academia…!“, “A esta empresa le tenemos que ganar…!“, los globos negros que fueron desapareciendo ”misteriosamente” y todos los carteles quedaron afuera.
Un clásico tirado a la basura. Un clásico que esperabamos nosotros, los hinchas comunes que no vamos detrás de intereses del momento. Gracias a las autoridades y al poder, nuestro fútbol, se va mueriendo lentamente …
