Era penal para Independiente y expulsión para Javier Pinola. El brasileño, muñeca de la CONMEBOL, decidió no revisarlo y modificar el destino de la serie.
Es cierto que Independiente no había pateado al arco en 27 minutos; es cierto que el equipo de Ariel Holan no estaba generando juego y que River lo estaba superando desde la intensidad. ¿Y?, ¿acaso eso exime al árbitro brasileño? En absoluto. El análisis del juego queda de lado ante una falla tan evidente.
El partido iba a dar un giro inesperado en el momento exacto en el que Javier Pinola extendió la pierna para impactar adrede sobre la rodilla de Martín Benítez. Si el juez Anderson Daronco hubiera hecho lo que debía, el encuentro hubiese mutado radicalmente; al igual que cuando expulsó a Leonardo Ponzio ante el otro equipo de Avellaneda.
Con un penal a favor -sabiendo el karma de Independiente con los penales-, el Millonario se hubiese quedado con un jugador menos, rompiendo obligadamente todas las estructuras, la serie se hubiese tansformado en otra muy distinta. Marcelo Gallardo hubiera tenido que hacer un cambio y replantearse el esquema, Ariel Holan podría haber aprovechado la situación y hoy estaríamos hablando de otra cosa. ¡El error voluntario del árbitro lo cambió todo y no hay argumento posible contra eso!
Estando en la cancha, mi cámara fue mi VAR. #TodoRojo siempre 🇦🇹 pic.twitter.com/SFvvYfN4Gr
— Emma W. (@sofialamorte) 3 de octubre de 2018
