“…Cómo te extraño mi amor por qué será
me falta todo en la vida si no estás.
Cómo te extraño mi amor qué puedo hacer
te extraño tanto que voy a enloquecer..”
Los días pasan y vos seguís sin aparecer. Yo, por lo pronto, ya no puedo más, no aguanto ni soporto no tenerte, no sentirte cada fin de semana, no palpar el escalofrío cada vez que apareces, esplendoroso y radiante. A veces no sos como yo te sueño, pero tu color me conmueve y me rinde a tus pies.
Ya pasaron 50 días y continúa la espera, la que desespera mi ilusión y arraiga contra mis sentidos. Te hacés desear y más me gustas. Como ya te dije, no te estás portando de la mejor manera conmigo, pero ¿cómo no voy a confiar en vos? Si sos la enfermedad que me da vida, la felicidad que asoma cada vez que la melodía del gol invade mis oídos. Te quiero ver brillar y enloquecer a tu masa, te quiero ver imponer tu grandeza, tu historia, tu peso.
Sé que nuestra relación se desgastó en este último tiempo, que no me diste lo que te pedí, que no te traté bien. Pero empecemos de nuevo: dame tu entrega, yo te doy mi aliento, para que juntos podamos salir adelante y hacer renacer esas tardes/noches mágicas, donde la fulgurosa multitud se estremecía ante tu imagen. Mi viejo y mi hermano siempre me hablaron bien de vos y yo, con apenas un poco de uso de la razón, me enamoré de tus colores. Hubo días que te amé, te juré amor eterno por y para siempre, porque me llenaste el corazón y procuraste hacerme el tipo más feliz del mundo. Otras veces te insulté, es que me harté de que se me rían en la cara por culpa tuya, pero prefiero olvidarme de esos pires.
Yo, por lo pronto, acá te espero, sentadito al lado de la radio y de la tele, esperando que confirmen que salís de nuevo. Y ahí voy a estar yo, con mi bandera y mi camiseta, mi garganta y mis ilusiones renovadas, mi corazón y esa esperanza que me das cada vez que te veo. Después de la tormenta vuelve el amor, y yo te amo cada día un poco más.
Amor divino, pronto tienes que volver…
