Independiente perdió ante All Boys 2-0 y selló su vida en la Primera División. Matemáticamente hay chances, pero sólo un milagro salvaría al Club de lo peor. Hoy no hubo mala suerte. Los jugadores no tuvieron actitud, ideas ni juego. El Hincha explotó… la Historia manchada y el dolor es infinito…
Ferreyra 3 minutos la primera pelota parada que Cambiasso descolgó bien. Independiente arrancó con tenencia de pelota y aislando a Miranda para desbordar por derecha. Leguizamón lo acompañaba en esa función y parecía ser el camino.
Sin embargo, a los 8 minutos se movió el marcador. Segunda vez que por tirar el achique le ganaron la espalda a la defensa y Julián Velázquez cortó con falta casi en el área penal. Rodríguez puso mucha barrera y tapado intentó ir a buscar el otro palo, pero Brian Sarmiento la colocó en el ángulo que custodiaba el Ruso y All Boys se puso 1-0 bien temprano.
Los del Tolo acusaron el golpe. Perdieron la pelota, sufrieron la lesión de Fabián Vargas y All Boys comenzó a manejar el encuentro aprovechándose de la diferencia y de la desesperación del visitante que sin ideas sufría las acciones.
Promediando la media hora y ante la pasividad del equipo en todo sentido, la hinchada de Independiente comenzó a insultar y a exigir a los jugadores actitud entre otras cosas. En la cancha el conjunto tuvo alguna chance aislada. Ferreyra remató en dos ocasiones, aunque con poca justeza. En una su remate se fue cruzado y en otra salió a las manos de Cambiasso. Después se sobrepusieron algunas pelotas paradas pero sin precisión.
Así se fue el primer tiempo. Con una imagen de equipo apático, sin respuestas por más empuje que pueda demostrar. Sólo centros sin ideas a ver qué pasa. Sin Vargas no hubo juego en el medio, y por las bandas el único que intentó fue Miranda, pero estuvo muy sólo y pareció ser el único oxígeno de un conjunto que bordeó el desastre. All Boys justificó su triunfo parcial con poco, porque Independiente hizo menos.
El segundo tiempo comenzó con otro cambio. Caicedo afuera y adentro Farías. Sí, el Negro no jugó nada, pero tampoco fue el responsable. Independiente siguió con apatía futbolística, aunque una buena de Miranda derivó en una habilitación un poco larga para el Rolfi que llegó exigido y no pudo igualar. En la siguiente, el Ruso Rodríguez tapó un mano a mano increíble.
Todo lo que pasó después fue una pesadilla. Independiente impotente, nervioso, por momentos sin siquiera tener vergüenza deportiva ni actitud. Léase actitud para tener la pelota, ir hacia adelante y buscar el triunfo, porque en contraposición intentaron pasar por arriba a todos los jugadores de All Boys. Tula tuvo que irse expulsado, Morel lo lograría en el cierre del partido, Mancuello hizo lo suyo, Santana también y hasta el Rolfi casi se gana la roja.
Farías hizo una buena jugada a los 13 minutos pero su zurdazo se fue por arriba. Ferreyra se encargó de terminar todas mal hasta que se fue sustituido por Adrián Fernández, en lo que fue el debut del paraguayo. El Rolfi no era la manija necesaria para hacer jugar al equipo y con Vargas afuera y Santana con función de cinco cortador, Independiente no tuvo juego.
Por su parte All Boys se acomodó y trabajó el partido. Manejó la desesperación y la impotencia de su rival para de a poco llevarlo hacia la definición. Recién en el descuento llegó el gol de Vildozo, en una contra en la que Independiente quedó muy mal parado. Sólo Morel y el Ruso intentaron detener lo imposible. El Albo anotaba el 2-0 y cerraba el encuentro.
Luego vino la expulsión de Morel, la derrota consumada y el destino más que marcado. Ya no quedaba margen. Ahora menos. Un milagro hará que Independiente no vea manchada la historia. El clima está feo y la realidad muy negra. La derrota fue el tiro de gracia.
