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Da Bronca

vs. banfield

Hace dos días que se conoció el campeón del Torneo Apertura 2009 y la verdad da bronca ver como se definió todo. La balanza se inclinó hacia Banfield, un equipo ordenado al que no le faltó ni le sobró nada. Un equipo con mucha fortuna que supo ganarle al Rojo con la suerte del campeón.

Uno revive los goles de la última fecha, sus resultados y la clasificación final y tiene un gran conjunto de sentimientos. De más está decir que cada uno opinará y tendrá sus propias conclusiones, pero en casi la mayoría de los casos, la rabia será un denominador en común.

Es que da bronca…

Da bronca saber que con haber solucionado dos jugadas de otra forma, la cosa hubiese sido diferente. El achique ante Chacarita que costó dos puntos clave como local, y la jugada fortuita del gol en contra de Mareque, pese al empuje de toda la popular para que la pelota no besara la red, ante Banfield.

Da bronca analizar los números y ver que fue el equipo más goleador, que ganó en canchas difíciles y que los jugadores dejaron todo para dar vuelta una historia que comenzaba esquiva. Y así y todo, se quedaron en la puerta. Nos quedamos en la puerta.

Da bronca observar desde adentro una hinchada que en las últimas fechas y ya con todos los objetivos incapaces de cumplirse (Libertadores y campeonato) siguió alentando y reconociendo el esfuerzo del plantel, pese al dolor de no haber conseguido nada.

Da bronca haber reinaugurado el Estadio Libertadores de América y en el momento cúlmine, en ése que se podía llegar a hacer historia, el destino se cruzó y cambió alegría por tristeza, ilusión por desazón.

Da bronca ver a un técnico de gran semblante y espíritu trabajador, como Américo Rubén “Tolo” Gallego, sembrar una idea en sus jugadores, trabajarla y lograr imponerla, sin poder festejar al final.

Pero… ¿Da bronca, sinceramente? Analicemos.

Las dos jugadas ya están. No se tuvo la suerte de campeón, ni la anuencia de ningún árbitro y así y todo se peleó casi hasta el final, se pudo ganar los cuatro clásicos en condición de visitante (algo insospechado ni imaginado) y el equipo ha dado que hablar por su generosidad.

Haber tenido la delantera más goleadora es un orgullo y marca que la idea de atacar fue algo trabajado por el entrenador y muy pedido por toda la gente de Independiente. Honrar la historia rica del club tratando de identificar el juego actual con el pasado ha sido un gran acierto del Tolo y sus players, altamente reconocido por el hincha.

Justamente el hincha, ése que pese a todo siempre está. A veces son los mismos de siempre y otras tantas los amantes del buen pie que cuando el Rojo juega bien lo van a alentar sin importar el resultado, sólo el buen trato de pelota (ejemplo del segundo gol en la Bombonera).

¿Qué decir de volver a casa que no hayamos dicho ya? Pisar el Libertadores de América, con todas las falencias que aún restan por solucionarse, fue maravilloso. El fuego sagrado que caía desde sus tribunas era imponente. La belleza del estadio y las sensaciones que generaba fueron un gran aporte a la ilusión, pese a que la derrota con Banfield derrumbó muchos “castillos de arena”.

Gracias Tolo, y así se resumiría todo. Volvió a la institución, agarró un fierro fundido y hundido en el lodo, un equipo sin hambre de gloria ni gloria en su estómago. Un equipo perdedor, sin dudas. La limpieza que logró costó, pero fue primordial. El segundo paso fue el trabajo incesante y por último, la explicación de una idea que con el correr de los partidos se fue afianzando y hoy es el cimiento principal de lo que será.

Evidentemente, la bronca por saber que se estuvo cerca va a ser difícil de digerir. Sin embargo, hay que ver el vaso medio lleno y entender que el fútbol tiene estas cosas, pero que siempre da revancha. Por eso, brindemos, soñemos y anhelemos con todas nuestras ansias que con un par de retoques y un poco de fortuna (no dineral, sino del destino) el próximo Clausura quedará en casa, lo festejaremos en el Libertadores de América y una vez más, estaremos en lo más alto, en la cúspide de todo, como un Rey.

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