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De la ilusión a la paciencia

tolo  gallego comparada

Sí señores, tal como se anunció, Américo Rubén Gallego está en Independiente. Es el nuevo DT, el último que le dio ese toque vertiginoso al ataque Rojo; el último que le propinó identidad a un equipo de Independiente; el último que entendió que para ser alguien recordado por el hincha diablo tiene que apuntarle al arco de enfrente, romperle las manos al arquero rival y llenar de chichones la red.

Sus números en casa (ver Los números del Tolo en el Rojo) se aferran a un futuro prometedor abarrotado de alegrías, ofensivas veloces, verticales y contundentes. Su sonrisa y chicanas serán una nueva buena para el pueblo futbolístico y para la patria independentista. Su “piano a piano” se hará escuchar y la esperanza se teñirá de un rojo carmesí tan fuerte que iluminará el pedazo de cielo que englobe cada estadio en el que se encuentre nuestra hinchada.

Pero atentos. Seamos pacientes. Otorguemos el apoyo incondicional y el tiempo necesario para que, de una vez por todas, un técnico pueda hacer un trabajo serio sin tener que vagar por la intrascendencia ni la locura por un triunfo. Pongamos el pecho de la misma manera que hicimos durante el Clausura 2002 para juntar fuerzas en caso de resultados adversos. Seamos leales con nuestra historia y exijamos lo mismo pero siempre desde la conciencia y el aguante.

Gallego no es Dios, pero con nuestro apoyo y el de los jugadores podrá realizar el milagro de ajustar los detalles que logren la regularidad ansiada y con ella ser un digno luchador a las aspiraciones más altas. Gallego no es Dios, se puede equivocar. ¿Hace cuánto tiempo que venimos bancando errores de todo tipo? ¿Hace cuánto tiempo que buscamos un final feliz? Aquí está. Este es y tratemos de acompañar como siempre, pero más que nunca.

El Rojo va más allá de todo. Sin embargo, “Tolo” está en manos de Gallego. El mismo que ni bien llegó a Independiente allá por 2002 se planteó un desafío personal: “Acá me juego muchísimo de mi futuro como entrenador. Si me va mal, muchos van a decir que no sirvo como técnico”. El mismo que se confesó a “El Gráfico”, en aquellos años, como un “taurino, muy cabeza dura. Un luchador”. Sin dudas, esa última, una de las características que tiene y que más necesita este plantel; además, de la personalidad triunfadora que siempre rodeó al Tolo y que lo llevó a convertirse en un ganador; un campeón que volvió al Rojo para ser… piano a piano y evitemos redundancias.

Cristian Fernández para Infiernorojo

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