Emiliano Rigoni tuvo un muy buen primer tiempo, como hace mucho tiempo no se veía. Fue punzante, profundo y habilidoso, y metió un tremendo golazo de tiro libre cuasi olímpico. Después, las circunstancias del partido lo hicieron diluir, pero no llegó a opacar su alto rendimiento.
Tuvo vaivenes de alto vuelo, sobre todo con eso cuando encaró con pelota dominada y de frente al arco. Eso logró el jugador cuando Independiente estaba 1 – 0 y pudo contragolpear a un Vélez muy tibio. Rigoni tuvo destellos muy buenos, con jugadas donde encaró y eludió a varios rivales con amagues muy vistosos. Tiró cuatro veces al arco, algo que no es muy común en el mediocampista. Además, estuvo fino con los pases y se juntó bien con Walter Erviti. 70% de efectividad a la hora de entregar la pelota a sus compañeros.
Por supuesto que el su nivel se engrandece con el golazo que metió para abrir el marcador. Parecía imposible, muy esquinado y con todo Vélez en el área; le dio fuerte y alto, para que pase todo el área e impacte en segundo poste del arquero. Impecable.
En el segundo tiempo se perdió, pero no por culpa de él, sino porque el equipo e general se replegó. Con el rival más acomodado en mitad de cancha, los avances de Independiente fueron más sucios que los del primer tiempo y eso a Rigoni no le sirve. El cordobés es hábil con pelota dominada y campo libre y Ariel Holan tiene que darse cuenta. Si el ex Belgrano entra en la lucha de la mitad de la cancha, pierde.
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