Martín Benítez desperdició situaciones muy claras y claves para darle la ventaja a Independiente. El jugador se muestra hábil y desequilibrante, pero suele tomar malas decisiones.
El misionero tuvo dos oportunidades clarísimas de gol en el segundo tiempo. Entró a los 26 minutos del complemento, y enseguida se conectó y participó, lamentablemente algo errático. A los 29′, la más clara de todas: tras una pared con Lucas Albertengo recibió un pase profundo, quedó de frente al arco con pelota dominada y mano a mano con el arquero le pegó fuerte pero desviado. Todo el estadio gritó gol, pero la pelota tocó la parte de afuera de la red.
A las pocas acciones contó con otra chance muy buena: recibió en el corazón del área un pase atrás de Nicolás Tagliafico y luego de un exquisito enganche realizó un disparo sumamente suave.
Benítez cerró un partido discreto, muy participativo y en contacto con la pelota, quizás algo que no es tan habitual. Pero en contrapartida, estuvo muy errático, enredado con el balón dominado e impreciso en la definición, que podría haberle dado el triunfo a Independiente.
