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Demagogia pura

La decisión de la dirigencia de marginar y licenciar a doce jugadores a falta de 5 días para el fin del campeonato parece más absurda que lógica. Absurda porque no modifica absolutamente nada. Si el fin es buscar exponerlos ante los hinchas como los culpables de la pérdida categoría, tampoco tiene sustento. ¿O acaso el hincha no sabe del poco compromiso que tuvieron jugadores como Leguizamón y Farías en el último año? Es tarde para tomar esa decisión.

Cuando los dirigentes de Argentinos Juniors separaron del plantel a los tres referentes tenía cierta coherencia porque aún restaban unas cuantas fechas para terminar el campeonato. Y vaya si les resultó positivo el cambio. Pero el caso de Independiente es muy distinto. Parece una decisión con tinte demagógico y que, insisto, no aporta nada. La mayoría de los nombres son los que todos sabían que no iban a seguir en el club a partir de junio. Nada cambiaba que trabajen cuatro días más en el predio junto a sus compañeros.

Algo más; poner en la misma bolsa a Adrián Gabbarini es totalmente injusto. Un tipo que, con buenos o malos rendimientos, nació en el club, vivió en la pensión y en reiteradas oportunidades se puso a disposición de los chicos de la Cantera con dinero y donaciones. Durante su lesión, acompañó a sus compañeros en todas las canchas. No es justo que entre en la misma consideración que aquellos jugadores que se llenaron los bolsillos y no aportaron nada dentro de la cancha. Esa no es forma de agradecerle a un tipo surgido de las inferiores que dio todo por el club. Por más que el argumento oficial sea que pidió mucho dinero para renovar. Si no estaban dispuestos a pagarlo, como mínimo merecía irse de la institución el último día. ¿Para qué mancharlo con los Farías o Leguizamón? Ni hablar de los chicos que integran la nómina. No había necesidad de exponerlos así.

La dirigencia actual ha contratado 11 refuerzos desde su llegada. De los doce jugadores apartados  (aunque varios se presentarán a entrenar igual), tres han sido incorporaciones (Leguizamón, Farías y Zapata) en su año y medio de mandato. Dos ya dejaron el club hace rato: Russo fue prestado a Nueva Chicago, donde jugó poco y nada, y Rosales escapó a un mediocre equipo fútbol brasilero. Esto desnuda las falencias que terminaron de condenar a Independiente al descenso. La política de incorporaciones ha sido pésima y hoy lo terminan reafirmando con esta medida.

Dicen que el ser humano es el único capaz de tropezar con la misma piedra dos veces. Ojalá esta vez no suceda lo mismo que pasó con Víctor Zapata seis meses atrás, donde la misma decisión quedó trunca por no arreglar los términos económicos y terminó volviendo a integrar el plantel. Esta vez son doce los nombres. Por el bien del Rojo,  que todo termine bien. Pero esta decisión no tiene sentido ya que, en algunos casos, se tomó tarde. Muy tarde.

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