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Durísimo

Independiente vs Boca

Durísimo: palabra utilizada por los jóvenes de hoy para resumir lo costosa que les resulta cualquier tipo de situación. Un ejemplo podría ser:  “¡Soy socio y para ir a ver un clásico tengo que hacer cola y sacar un bono, durísimo!”. Ahora,  para el hincha de Independiente irracional, al que no le importa nada con tal de ir a ver a su Rojo querido, seguramente utilice el término en la antesala del clásico que más le cuesta en este nuevo milenio: “Se viene Boca, durísimo”.

Es que desde 2001 hasta hoy Independiente obtuvo una sola victoria en 16 encuentros disputados ante el xeneize. Fue aquel lejano 2-1 del Apertura 2004, en la vieja ex Doble Visera, con un hombre menos por la expulsión de Jairo Castillo, en la tarde de la re-consagración de Federico Insúa, autor de los dos tantos. De los 15 restantes mejor ni hablar: 10 victorias de Boca y 5 empates.

Si bien el club de La Ribera padeció la paternidad del Rojo durante 90 años (1916-2006), el historial marca hoy que de las 171 veces que diablos y bosteros se vieron las caras por torneos locales, Boca obtuvo 64 victorias (248 goles) e Independiente 57 (239 goles), mientras que repartieron puntos en 50 oportunidades. Si al torneo doméstico se le agregaran las copas nacionales e internacionales, los números seguirían a favor de Boca: 70-67.

Vaya a saber uno por qué una paternidad que parecía eterna fue modificándose con el correr de los años. Hacia 1960 la diferencia a favor del Rojo llegó a ser de 14 partidos, mientras que hoy Boca se aleja cada vez más. Son 8 los partidos que el Rojo lleva sin ganarle a Boca, con 6 triunfos consecutivos entre 2005 y 2007, y las dos pardas de 2008.

Se dice que el fútbol da revancha y el domingo, desde las 19.30 en el estadio Tomás A. Ducó, Independiente irá por la suya: tendrá la oportunidad de comenzar a cambiar la historia, de poner las cosas en su lugar. Una canción reza “que nacieron hijos nuestros, hijos nuestros morirán”. Para cumplir con ella, habrá que transpirar, y mucho. Se viene Boca y se sabe que es durísimo, pero la esperanza es lo último que se pierde.

Por Germán Papagno, para Infiernorojo.com

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