La autocrítica debe empezar desde el mismísimo Américo Rubén Gallego hacia abajo. El DT y algunos futbolistas disminuyeron su rendimiento y no fueron leales con la historia de Independiente.
Es cierto que las lesiones mermaron las posibilidades de un plantel corto. Carlos Matheu, el capitán, con problemas en la rodilla; el Pelado Martín Gómez, con una lesión similar; Walter Busse con una fractura de tibia y peroné; Mancuello, que se perdió las primeras fechas; Gracián, Vella, Tuzzio y hasta Acevedo, sufrieron molestias que los imposibilitaron de estar al máximo de su potencial.
De todas maneras, esto suena a excusa. Se sabe la falta de recambio, pero Independiente con estos jugadores y de la forma en que se dio este torneo tenía… debía casi como obligación salir campeón. Sí, todavía hay chances, pero de las matemáticas nada más.
El Tolo, personaje querido y querible, deberá hacer su propia autocrítica y darse cuenta que su costado defensivo le jugó una mala pasada. Puntos perdidos ante San Lorenzo y Gimnasia La Plata, por no salir a jugar al ataque como manda nuestra historia. Partidos que se ganaron colgados del travesaño, y empates que molestan a la hora de sumar la tabla de posiciones, son en su mayoría responsabilidad de sus decisiones. Sin pensarlo si quiera una vez: Fredes, una de ellas.
Si siempre defendimos el ataque. Si nuestra historia demanda equipos de buen juego y de estirpe ofensiva… ¿por qué no morir con esa? Es un dolor enorme perder este campeonato. Tan grande es, que quedará incrustado hasta que podamos gritar con el sabor de la revancha. La vuelta estaba para nosotros, pertenecía sin dudas a un buen conjunto como el que había armado el Tolo.
Sin embargo, con el pasar de los partidos y como la media funcionaba, el gol valía un escuadrón de defensores para aferrarse a esa diferencia. Ante Huracán, con Fredes y Gandín en cancha, no sirvió de mucho. Ni hablar de los ya resaltados encuentros ante Gimnasia y San Lorenzo, seis puntos que hoy valen la ilusión. Todo se derrumbó.
Habrá que esperar qué sucede en lo que resta. Hay que sacarse el sombrero ante jugadores como Tuzzio, Galeano, Gabbarini, lo poco de Velázquez, las patriadas de Mareque, la calidad de Piatti, algunos momentos de Acevedo y no mucho más. Habrá que plantearse qué hacer con jugadores como Fredes y Gandín. El Patito Rodríguez tendrá que crecer bastante aún. Silvera, deberá ser mejor asistido y demostrar que su estado no es el de las últimas fechas.
El Tolo deberá replantearse que en el Rojo se muere jugando para adelante, como en muchos partidos. Como no fue en otros que hoy nos terminan cortando la ilusión. Porque hoy no se perdió el torneo. Boca no dejó afuera a Independiente, sólo le dio el último empujón.
La gente se lo merecía. Nos lo merecíamos todos. Los que alentaron en la cancha, los que se mordieron hasta el corazón desde la televisión o la radio, los que coparon en cada cancha, los que inundaron de fiesta las inmediaciones del Hotel Intercontinental. No obstante, ahora ya está. Se lastimó el alma, el dolor va a durar y la herida llevará un largo tiempo.
