A pesar de haber jugado doble competencia a lo largo de toda la Superliga, y de errores puntuales, el Independiente de Ariel Holan es un equipo que en el campeonato local se presentó muy cerrado y compacto en defensa.
Este Independiente tiene dos características muy particulares. La primera es que a los rivales les cuesta mucho hacerle un gol; e incluso los últimos vinieron por fallas del Rojo. No por nada en 17 partidos de este torneo le convirtieron solamente 10 goles, y solo está debajo de Talleres en el listado de equipos con menos goles en contra. Por ejemplo, Martín Campaña mantuvo la calla invicta en 4 partidos en lo que va de este 2018.
Sin embargo, esa estadística se vuelve menos amena cuando se le agrega el segundo dato: Independiente va tercero y ha convertido 20 goles. Tiene menos cantidad que, por ejemplo, River que está en el último pelotón de la tabla de posiciones. De hecho, si no fuera por la goleada ante San Martín de San Juan, el Rojo sería uno de los equipos con menos goles a favor.
Esto deja entrever que el del Profesor es muy cerrado, con muchas llegadas al arco contrario y pocas en contra. Domina todos los partidos, genera cientos de situaciones de gol, pero le cuesta muchísimo terminarlas; y en marca, pressing y defensa, es un equipo muy cumplidor.
De esta manera se generan dos lecturas posibles, no necesariamente enfrentadas una a la otra. El rival de turno de Independiente sabe que se encontrará con un equipo al que costará mucho hacerle un tanto. Pero al mismo tiempo, sabe que ese equipo seguramente malogre muchas chances. Y de repente un escenario adverso se puede transformar en una victoria.
Independiente deberá mantener esta virtud de ser compacto en estos diez encuentros que restan, pero al mismo tiempo deberá mejorar el optimismo de cara al gol. Porque si bien los ojos están puestos en la Copa Libertadores, no debe olvidarse que en el torneo local tiene que terminar entre los cinco primeros, y por qué no, soñar con algo más.
