Ahora sí. El comentario de un partido que tanto se esperaba. La contundente victoria de Independiente hizo tangible algo que estaba ahí, en el aire, en todos los partidos previos y de lo que se hablaba anteriormente en este espacio: la vocación ofensiva. Es que entraron todas, realmente. Las que no entraron contra Alianza Lima, las que desperdiciamos contra Vélez y las que tapó Ardente frente a San Martín de San Juan. Todas.
Y si bien la efectividad responde a una multiplicidad de factores, es cierto que la suerte es uno de ellos. Porque convengamos que quizás hipotéticamente hablando, si Gigliotti metía el penal por la copa, probablemente hubiéramos hablado de un triunfo similar al del domingo. Pero eso ya pasó, y ante la mala fortuna de ese día, el Rojo pudo sobreponerse y encontrar no sólo un gol tempranero, sino una ratificación total del resultado a lo largo de los noventa minutos.
Mérito de varias partes. Primero y principal, del entrenador Ariel Holan, que le encontró la vuelta a la función de Emiliano Rigoni y Ezequiel Barco. De hecho, ya la había encontrado, pero el destino había querido que Independiente no ganara y pasara desapercibido. A saber: ya no reciben de espalda al arco sino de frente, en carrera y con chances de terminar la jugada, no empezarla. Y en segunda lugar, mérito de los jugadores, por supuesto, que se permiten explotar y rendir como se necesita.
Pero ojo; que el 5 a 0 no nuble la vista y nos aparte del camino: el equipo rindió, pasó una prueba que era muy necesaria. Ahora tiene que seguir por la senda del triunfo y meterse entre ceja y ceja sumar todo lo posible para mirar de frente el ingreso a la Copa Libertadores, que lo necesita todo Independiente. Y sin descuidar la Copa Sudamericana, que tiene que ganar en Perú. Y sin subestimar a Camioneros, porque ese partido no se puede perder bajo ningún concepto.
Son varios objetivos, pero el resultado y el rendimiento invitan a la esperanza y a la paciencia. Esa paciencia que hace tiempo se pide, y poco se entrega, por malos síntomas de equipos que no contagian. Pero así, de esta forma, la paciencia está. Siga ganando, Independiente.
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