Independiente superó a Gimnasia y Esgrima La Plata en varios aspectos del partido, pero después del empate decayó su nivel notoriamente. Se nota que es un equipo que debe trabajar su autoestima.
Sin lugar a dudas Independiente tiene como premisa fundamental manejar la posesión de la pelota con la obligación de que la misma vaya al ras de piso y que sus jugadores jueguen corto. Esto ayuda al movimiento del balón, a que el rival corra para poder cubrir espacios y evitar ese juego. También exige movilidad y dinámica de los futbolistas del Rojo.
Todo esto ante Gimnasia y Esgrima La Plata, tal como lo muestra la imagen debajo, se logró. Independiente tuvo más del 60% de posesión y triplicó los pases que hizo su rival. Cometió muchas menos faltas y, si bien recuperó menos de la mitad que el Lobo este número está directamente relacionado con la tenencia del balón que cada uno alcanzó. Ya que sólo la perdés cuando la tenés.
Sin embargo, y más allá de estas aclaraciones numéricas que poco convencen a la hora de analizar el resultado del sábado pasado, lo realmente importante a la hora de reflexionar es lo que sigue ahora. Independiente tuvo en el primer tiempo 9 tiros de esquina a su favor. En casi ninguno pudo sacar real provecho, pero sí llegó a conseguirlos. En el complemento no tuvo ninguno. Sí, absolutamente ninguno.
En cuanto a los remates al arco realizó un total de 18 en todo el partido. Los primeros 11 fueron durante la etapa inicial, mientras que los restantes 7 fueron en el segundo tiempo. Además, de esos 7 tiros al arco, 4 fueron de media distancia. Esto deja varias lecturas, pero a simple vista demuestra que Independiente casi no pisó el área del Lobo en el complemento cuando la realidad demandaba una rápida solución a esa paridad en uno que marcaba el resultado.
O sea, que los números de Independiente cayeron en el segundo tiempo sobre todo en referencia al ataque. Es verdad que Gimnasia y Esgrima La Plata se replegó y tapó todos los espacios que podían llevar a Navarro y se aferró al empate que consiguió antes del cierre de la etapa inicial. Enfrente, el Rojo dejó ver que recibió el golpe y, como viene sucediendo, no logró reponerse del gol.
Los de Jorge Almirón debían llevarse por delante al Lobo en la etapa final, pero no lo hicieron. Los cambios no sirvieron porque lejos de desarmar la línea de cuatro o el doble cinco, el DT se limitó a modificar apellidos y seguir por el mismo camino que no conducía a nada. Sólo al empate.
Es evidente que a este equipo le falta carácter. Es evidente que aún no logró hacer relucir el alma necesaria para llevarse por delante a su rival y demostrar que está para pelear, que ése es su objetivo y que tiene las ansias de ganar. Sus números decayeron notablemente después del gol de Gimnasia y en los últimos 45 minutos penó por su falta de creación de fútbol. Debe revertir cuanto antes esta situación para hacerse fuerte como equipo. Tal como se le exige.
