Connect with us

Falta tan poco

caivuelta

Parece mentira pero el día llegó. El Estadio Libertadores de América, la ex Doble Visera, abrirá las puertas este 28 de octubre y el Rojo jugará por los puntos nuevamente en su casa, en nuestro hogar.

La conmoción que invadirá el alma de cada hincha que ocupe un lugar será indescriptible; los recuerdos serán incontenibles y la emoción de volver a nuestras raíces no podrá sostenerse con nada… es más, la gran mayoría se rendirán a las lágrimas de la nostalgia, incluso aquellos que no puedan llegar.

Ni bien se pise el hormigón que envuelve al césped sagrado, cada simpatizante verá renacer en sí todo un sinfín de añoranzas. Volverán aquellos gritos de gol embalsamados por la anécdota; resaltarán abrazos desconocidos y ajenos; se oirá el viento resoplar con las canciones que quedaron capturadas en los escombros, y algún padre le dirá a su hijo cómo era la Doble Visera a la que él vino con su papá.

Es increíble que haya pasado tanto tiempo. Discusiones, fechas pospuestas, malos entendidos, balances y elecciones, jugadores y técnicos, alegrías y tristezas…un puñado más de triunfos que derrotas. No se entiende cómo deambulamos tanto, pero la espera tendrá que valer la pena.

La extrañé a horrores. No caminar las cuadras de Alsina sin oler su aroma; no invadir Avellaneda con la intención de vestirla de rojo; no saltar en su tribuna, sea Cordero o popular, gritando a todo el mundo lo grande que es Independiente. NO ES VIDA.

La necesito. Todos la necesitamos. Es verdad que por más que se haya vestido con telas modernas y adornado con tecnología de punta, va a seguir siendo la misma. El recuerdo es fiel, la memoria no se borra. La enfermedad no se cura. La Doble Visera fue, es y será el lugar en el mundo para todos los amantes del fútbol, para todos los que tienen en la sangre el virus del Diablo Rojo de Avellaneda.

Las historias se multiplican; los personajes abundan; las glorias se amontonan; los instantes épicos se hacen lugar en la vitrina y vida en los recuerdos de miles de almas; los anhelos y las ilusiones se hacen realidad; los gritos de gol causan escalofríos. Haber formado parte de ella es una de las razones de la vida.

La felicidad no se mide ni se cuenta, se siente y se agradece. Por eso, gracias viejo por haberme hecho hincha del Rojo, por enseñarme que la Doble Visera es la historia misma, y que el Libertadores de América será su continuación. Espero hacer lo mismo con mi hijo y demostrarle que el mejor abrazo viene acompañado de un grito de gol, elevado con una gran porción de emoción y que el lugar justo es ahí, en Alsina y Bochini.

La despedida ///

Bochini: “Estoy feliz, los homenajes se tienen que hacer en vida”

Actualidad

Todo lo que tenes que saber para el regreso

Actualidad

Información importante de la vuelta al estadio

Actualidad

Futbol total en Avellaneda

Actualidad

Advertisement
Connect