Traerse los tres puntos de Córdoba no fue para nada fácil para este Independiente que venía de capa caída. No le salía una, y para colmo no encontraba un futbolista que marce la diferencia. Hasta Córdoba. Es que en Gonzalo Verón, Ariel Holan encontró un jugador que, en el partido más complicado, fue una buena solución a los problemas que se venían arrastrando.
En principio porque acompañó la corrida de Silvio Romero, pese a que era un mano a mano directo; y además convirtió el gol tras un rechazo en la línea cabeceando una pelota que si no la agarraba, quedaba perdida en el área.
Pero no sólo eso: el volante tuvo una participación activa en ataque, fue el más explosivo del equipo sobre todo en un primer tiempo donde a Independiente le costó acomodarse en la cancha jugada tras jugada.
Tiene una característica positiva y es que también pudo jugar más contenido en el mediocampo debiendo ser opción en el traslado y en la salida. Una doble función que el Rojo va a necesitar por la salida de Maximiliano Meza y el bajo nivel de su reemplazo.
