Seguramente el 13 de septiembre de 2009 no fue un día más para Adrián Gabbarini. Esa tarde, en cancha de Quilmes, el Rojo visitaba a Estudiantes por la cuarta fecha del Torneo Apertura. En una jugada desafortunada, Hilario Navarro se lesionó y tuvo que ser reemplazado.
El momento había llegado. Seguramente, no de la forma que lo hubiese preferido, pero las circunstancias así lo determinaron. Era la hora de comenzar a demostrar todo lo bueno que se decía de él. Todos los que lo vieron atajar alguna vez en inferiores, hablaban maravillas de este joven arquero.
Me imagino el pequeño diálogo que mantuvieron Gallego y Gabbarini:
– Adrián, preparate que parece que tenés que entrar.
– Ok Tolo, cuando vos digas.
– Confirmado, Hilario no puede seguir. Llegó tu hora pibe. Tranquilo, demostrá todo lo que sabés y por qué estás en la primera de Independiente. Acá tenés el respaldo mío, de todo el cuerpo técnico, de tus compañeros y de toda la gente.
– Quedate tranquilo que voy a dejar la vida por esta camiseta.
Había estado 82 partidos oficiales en el banco de suplentes y nunca tuvo la posibilidad de debutar en el arco Rojo. Desde ese momento, se adueñó de los tres palos y no lo dejó más. Este joven mendocino, de 24 años, nacido en Guaymallén, ya cumplió 25 partidos oficiales y dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad.
Como todo pibe del interior que llega a Capital Federal, habrá traído a cuestas sueños, ilusiones y deseos. Por eso, esa tarde de domingo en cancha de Quilmes, seguramente quedará guardada para siempre en su memoria. Calidez humana, condiciones técnicas y físicas, responsabilidad, compromiso, respeto hacia sus compañeros, temperamento y sobre todo perseverancia, son algunas de las cualidades de este gran arquero.
Con el transcurrir de los partidos fue ganando confianza y se afianzó en el arco Rojo. Gallego le dio la titularidad y sabe que no la puede desaprovechar. Atrás tiene a otros dos arqueros muy buenos como Hilario y Diego Rodríguez, que también esperan su oportunidad. La buena onda que hay entre los tres indica que la competencia es sana y que tiran todos para el mismo lado.
Claro está que todavía tiene muchas cosas por mejorar y aprender. Por suerte, lo tiene a Luis Islas (uno de los mejores arqueros en la historia del club) como ayudante del Tolo. Con él trabaja intensamente día a día para corregir algunas falencias. Cada partido seguramente le dejará una enseñanza. Como por ejemplo, aquella lluviosa noche de viernes en cancha de Vélez, donde fue la figura de la cancha, pero un error suyo le permitió a Santiago Silva convertir el tercer gol del equipo velezano.
Hoy para el técnico es el dueño del arco. En el torneo pasado, fue protagonista de la gran campaña que realizó Independiente. En el presente campeonato, lleva 362 minutos sin recibir goles. Por supuesto que gran mérito de este dato es responsabilidad de la defensa, que parece aprendió la lección, después de la bochornosa actuación frente al conjunto de Liniers. Pero también, Adrián Gabbarini es el gran artífice que de no le conviertan goles hace ya, cuatro partidos consecutivos (Racing, Tigre, River y Chacarita).
Tuvo actuaciones notables, atajadas claves, decisivas, importantísimas, que le permiten al hincha ilusionarse con un nuevo título y saber que el arco del diablo está bien representado. Sin ir más lejos, el último sábado en cancha de Argentinos frente a Chacarita fue la gran figura del equipo y sostuvo el triunfo ante un conjunto siempre muy difícil y complicado. Pero también, vale decir, que en un par de centros salió mal y casi nos empatan.
El próximo domingo llega Rosario Central, con sus necesidades a cuestas, al Libertadores de América, y lo tendrá a Gabbarini nuevamente como titular en el arco de Independiente. Esperemos que la racha no se corte y que el Rojo logre un nuevo triunfo para seguir encaminándonos hacia un nuevo campeonato.
Adrián es producto de la incansable cantera de muy buenos arqueros que sacó y, seguramente, seguirá sacando el glorioso Rey de Copas. Hoy, es uno de los jugadores más mimados y aplaudimos por la hinchada. Una máxima del fútbol dice que los grandes equipos se forman de atrás para adelante. El Tolo lo sabe, por eso le dio la titularidad al mendocino y por ahora no se equivocó. Hay algo que es claro: la cancha puede ser chica, mediana o grande, pero en el arco del Rojo hay un verdadero gigante. Por suerte, defiende nuestros colores y es del club. Porque para mí, decir Adrián Gabbarini, es garantía de confianza.
César Cáceres para InfiernoRojo
