Hoy se cumplen seis meses de la noche en que Independiente se hizo fuerte en el Maracaná y levantó su segunda Copa Sudamericana. ¿Qué lo distingue de aquel que la ganó en 2010?
El miércoles 13 de diciembre de 2017, cuando Wilmar Roldán pitó el final del partido alrededor de las 22.40, Independiente se vió otra vez envuelto de alegría por una nueva consagración. Sin embargo, la indecisión de Ariel Holan de continuar en el cargo sumada a las partidas de Ezequiel Barco y Nicolás Tagliafico encendieron las alarmas en el Rojo.
Se pensaba que iba a pasar lo mismo que en 2011, cuando el Rey de Copas jugó la Suruga Bank, la Recopa, la Libertadores y la Sudamericana por haber ganado la edición de esta última en 2010, pero esto no sucedió. En los seis meses, el Orgullo Nacional quedó sexto a poco de ingresar a la Libertadores de 2019, estuvo cerca de ganar la Recopa frente a Gremio (los penales le fueron esquivos) y logró pasar a Octavos del máximo torneo continental luego de 23 años. Por la Suruga Bank, deberá jugarla el 8 de agosto frente a Cerezo Osaka, mientras que la Sudamericana ya no se puede jugar si se clasifica a la Libertadores.
La realidad con la del equipo que logró consagrarse allá por 2010 es totalmente distinta. Cuando el árbitro pitó el final en aquella final, Independiente estuvo envuelto en gritos y festejos, pero en el fondo se sabía que no había un gran equipo sino que se dependía de individualidades como Eduardo Tuzzio, Andrés Silvera y Facundo Parra, entre otros, aparte de las grandes atajadas de Hilario Navarro.
Y la realidad luego de esa Copa fue la que se esperaba. En el Clausura 2011, el Rojo había logrado apenas tres triunfos en las primeras diez fechas, y su situación era complicada. Sobre el final logró un sprint que lo salvó y quedó a nueve puntos de River en los promedios, que había quedado en el puesto 17 y tuvo que disputar la promoción frente a Belgrano. En la Copa Libertadores, por otro lado, arrancó sorteando la Primera Fase por un global de 2-1 frente a Deportivo Quito, pero luego quedó afuera en un grupo que compartía con Peñarol, Liga de Quito y Peñarol.
Luego de eso, el Rey de Copas perdió la Suruga Bank por penales frente a Júbilo Iwata luego de haber empatado 2-2 y la Recopa con Inter de Porto Alegre por un global de 4-3.
Por eso hoy la realidad del Diablo es distinta, porque sigue con chances de ganar la Copa Libertadores y aún puede hacerlo también con la Suruga Bank, que la jugará el 8 de agosto contra Cerezo Osaka. ¡Que lleguen más consagraciones!
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