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La vuelta tan esperada

Américo Gallego vuelve a su casa. No a la que nació ni la que a la que lo acobijó durante tantos años como jugador y posteriormente como ayudante de campo y entrenador. Pero regresa al lugar donde se ganó el cariño de sus hinchas a base de triunfos y por haberle dado la última alegría a nivel nacional.

Retorna a un club donde todavía se buscan las causas de su última salida. Ya quedaron en el pasado las falsas promesas de renovación y aquella ingrata decisión de no continuar con el entrenador que le dio la posibilidad de pelear dos torneos consecutivos. Pero más aún, el responsable de dejarle la mejor campaña de los últimos años que hoy le permite a Independiente seguir en primera división. Aunque la discusión por sobre como jugaba aquel equipo pueda resultar interminable, la única realidad es que los 68 puntos cosechados fueron el salvavidas de Independiente en la temporada que se fue.

No pudo ser hace unos meses pero sí ahora. En el momento futbolístico más complicado de la historia, él dijo presente. Para poner el pecho donde no todos pueden.  Espalda le sobra.  Sin ser del riñón del club, conoce el mundo Independiente como pocos. Sabe de su historia, el pensamiento y sentimiento del hincha. Deberá corregir errores de su último paso, sin dudas. Y por delante tendrá un desafío distinto a los que estuvo acostumbrado en sus anteriores etapas: salvar la categoría. A pesar de no querer ni que se mencione el término “descenso” y centre sus objetivos en sumar la mayor cantidad de puntos en este Torneo Inicial y pelear el próximo campeonato, nadie debe olvidar que la verdadera meta de esta temporada es quedar fuera del fondo de la tabla de los promedios.

El apoyo de la gente lo va a tener. La ilusión se renueva.  Con el paso del tiempo muchos se dieron cuenta que aquel fatídico partido con Argentinos Juniors fue la última gran ilusión de ganar un título. Porque mientras al Tolo lo criticaban por perder campeonatos, otro entrenador de similar jerarquía y pasado se fue sin pena ni gloria y siendo uno de los responsables de este flaco promedio.

Su nombre solo no va a garantizar el éxito, pero su pasado genera un respeto que pocos tienen.  El 60% de efectividad en su carrera como entrenador ilusiona. Sumado a un plantel renovado que debe despertar a tiempo y que tiene experiencia necesaria para absorber la presión de  este presente, pueden remontar la situación. Tendrán enfrente a un entrenador de mucha personalidad que los exigirá al máximo.  Pero es el único camino. Todavía están a tiempo de cambiar el destino.

Bienvenido, Tolo!

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