Independiente cayó por 3 a 1 en una nueva edición del Clásico de Avellaneda y sufrió de esta manera un durísimo golpe ante su público. No mereció perder bajo ningún concepto, pero otra vez se quedó con las manos vacías. En InfiernoRojo analizamos las claves del encuentro.
El gol tempranero: La Academia sorprendió a todo el Libertadores de América con un tanto a menos de cinco minutos de juego. Clave para ganar casi un tiempo entero y generarle dudas a Independiente.
El exacerbado miedo del rival: Con el 1 a 0 y toda la confianza por ser puntero, cualquiera podría pensar que el visitante iba a asediar al Rojo y hacerla pasar mal en casa. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario: se replegó, le dio la pelota, hizo tiempo y no generó ni una situación de gol. Fundamental para que el Rojo iniciara una posible remontada, que claro está, se difuminó.
El empate y crecida: A base de empuje, Independiente llegó al empate sobre el cierre del primer tiempo. Y le faltó apenas una pizca de puntería para darlo vuelta ahí nomás. Se le cerraron los caminos en la primera mitad, pero en el segundo tiempo, todo estaba dado para que el equipo de Ariel Holan convierta el segundo: era peligroso, vertiginoso e hizo figura al arquero de la Academia.
El error imperdonable: Cuántas veces en este espacio se le dedica una clave a errores defensivos que te hacen quedar expuesto. El de Alan Franco es completamente imperdonable. Era una pelota dominada, bastaba con pegarle un puntinazo para ganar el rebote o simplemente tirarla a la tribuna. Nadie lo iba a insultar, nadie lo iba a juzgar. El defensor la perdió, y para colmo, hizo un penal increíble. La clave del partido.
La falta de puntería: Pese al golpe, durísimo por cierto, Independiente intentó buscar el empate con alma y vida. Y tuvo oportunidades, pero Gabriel Arias se hizo gigante en el Libertadores de América. Le faltó oficio al Rojo, y para colmo la suerte tampoco estuvo de su lado.
