Independiente ganó un clásico verdaderamente increíble y totalmente condimentado por el contexto y circunstancias del partido. Tan es así, que el habitual análisis de InfiernoRojo con las claves del partido, esta vez será un tanto diferente.
El coraje: Independiente ganó a lo guapo, como aquella histórica tapa de Crónica en el Nacional 77. Deportivamente fue muy inferior al rival, pero en garra, coraje, huevos, lo pasó por arriba. Los jugadores entregaron alma y vida, y se vio reflejado en el resultado final.
La camiseta: Parece casi antiperiodístico y muy modo hincha, pero en verdad no hay explicación para entender por qué la Academia no le ganó a Independiente. Tenía todo, absolutamente todo a favor, y ni siquiera así pudo. Perdónenme, pero la camiseta fue el factor fundamental.
El rival: Pese a que el local tuvo el dominio absoluto del encuentro, no pudo hallar la forma de meter la pelota en el arco. Centros a la olla, tiros de media distancia, jugadas elaboradas… no pudieron de ninguna manera.
Los arqueros: Es verdad, hay que decirlo. A Gonzalo Rehak le tocó asumir una responsabilidad enorme al atacar en el clásico de Avellaneda. Y pese a la presión y los nervios lógicos, lo hizo bien, con entrega y disciplina para fallar lo menos posible. Y no conforme con eso, luego le tocó entrar a Damián Albil, tercer portero del plantel que no juega desde hace tiempo. Lo hizo muy bien también.
El gol de Fernández: Y aquí está la clave para entender el 1 a 0. Parece una obviedad, pero a decir verdad, es todo lo contrario. El delantero del Rojo venía complicado para definir, y en otras situaciones ese tiro hubiera ido a las nubes. Pero cuando más lo necesitamos, la pelota cruzó de izquierda a derecha el área chica y se metió en el arco. Para festejar todo el fin de semana.