Van a pasar horas, días y hasta semanas y será difícil encontrar una explicación a la derrota frente a Belgrano de Córdoba.
En un contexto complicado, donde muchos imaginaban que iba a ser imposible vulnerar la resistencia cordobesa, Independiente tenía todo a su merced para sumar. El gol de Samuel Cáceres hasta hizo ilusionar a más de uno con los tres puntos. Imposible no haberlo soñado si con un jugador de más e inclinando la cancha como hasta ese momento, el “poroto” ya estaba servido en la bandeja y nadie se lo iba a poder llevar de Avellaneda.
Pero no fue así. Increíblemente, la pesadilla de Independiente parece no tener fin. Ya no se puede hablar de merecimientos, al hincha ya no lo pueden chamuyar con que “lo metimos en un arco”. Tampoco quieran explicarle las variantes, el porqué de tal o cual jugador es titular y el otro no. No le cuenten más nada sobre los árbitros que lo dirigen. No le hablen del inexistente apoyo de la política nacional a Cantero por el tema barras. Ni tampoco del de los dirigentes de AFA para con el club. Pero este presente necesita ser analizado en un contexto generalizado, por más que la bronca del hincha hoy pase por lo que sucedió en esos 45 minutos frente a Belgrano.
A Independiente le va como le va porque, como bien dice el título, está muy verde. Por todo. Verde porque un defensor no puede esperar que el entrenador le ordene que tiene que cometer una falta al delantero que se va 30 metros solo, faltando 4 minutos. Verde porque el técnico lo expone después en la conferencia (por más que la mayoría piense como él). Verde porque el jugador más experimentado del plantel se niega a jugar en otra posición, como si la realidad deportiva estuviera para “elegir” puesto en la cancha. Verde porque otros, con apenas días en este club, lejos de comprometerse con la causa hacen todo lo posible para irse. Verde porque en el peor momento de la historia, Independiente está en el ojo de la tormenta todos los días y es noticia a todo momento. Y los ejemplos son miles, pero terminarán aturdiendo.
Parece mentira, pero este semestre ya está marcado como uno de los peores de la historia. Ni el más pesimista imaginaba llegar a esta altura en estas condiciones. Pero todavía hay una luz de esperanza para salvar esa historia. Todos serán protagonistas. Jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas. Ojalá todos estén a la altura. Por ahora… muchos están más verdes que rojos.
