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Otra manito en el bolsillo

silvera

Tenía que ser Juan Pablo Pompei, el mismo que ignoró un penal más grande que el Amazonas en el Estadio Unico de La Plata cuando Independiente se jugaba la clasificación ante Estudiantes por la Copa Sudamericana. Sí, otra vez él, uno de los árbitros fetiches de Julio Grondona (junto a Brazenas, Furchi y Bassi), volvió a obviar un penal enorme a favor del Rojo. Esta vez el destinatario de la falta fue Ignacio Piatti y el colegiado (que de reglamento entiende poco y nada), prefirió mirar para el costado y hacerse el desentendido, lo que mejor le sale.

Dentro de lo futbolístico Independiente fue más que Newell´s, desde la insistencia por ir a buscar el resultado hasta el manejo del balón. Quizás, en el primer tiempo, hubo algún déficit en ese segundo sentido, pero el Rojo no defraudó en cuanto a su filosofía de ser ofensivo. En esa primera mitad funcionó bien la defensa. Salvo en algunas pelotas paradas, los cuatro del fondo estuvieron atentos y no pasaron sobresaltos. Lucas Mareque tuvo un buen partido y fue salida permanente. Los centrales, Eduardo Tuzzio y Leonel Galeano, se deglutieron al siempre peligroso Joaquín Boghossian y Newell´s se quedó sin ideas. Luciano Vella cumplió con creces.

El mediocampo tuvo un funcionamiento algo irregular. Por momentos llevaba peligro, pero en otros lapsos aportó confusión. Walter Busse sigue sin estar preciso: le cuesta llegar al fondo con ideas frescas y a veces parece ir más rápido que la pelota. Federico Mancuello tuvo un interesante ida y vuelta y en el segundo tiempo contó con una chance neta de gol, aunque fue bastante intermitente. Walter Acevedo estuvo firme y aportó lo que más sabe: claridad a la hora de distribuir el balón. Por su parte, Ignacio Piatti, alternó buenas y malas y no pudo hacerse patrón de juego. Arriba, Darío Gandín y Andrés Silvera, no estuvieron finos y el equipo lo sintió.

Ya en el segundo tiempo se vio lo mejor del Rojo ante un conjunto que procuró coquetear con el empate ante la poca participación de sus principales armas. El Tolo metió mano y mandó a la cancha a Patricio Rodríguez y al debutante Leandro Gracián, ambos de buenas labores. Patito aportó rapidez y algunos atrevimientos suyos terminaron por romper los bloques defensivos perpetuados por Roberto Sensini. De todas formas, siempre faltó la puntada final. En tanto, el Tano durmió la pelota y la manejó con criterio.

En cuanto a chances Independiente también fue el merecedor del triunfo. Tuvo dos Silvera, una Mancuello, y un centro del ingresado Federico González que nadie pudo desviar hacia la red. Faltó lo más importante, el gol, pero el empate en Rosario dejó abierto un crédito esperanzador que habrá que ratificar el próximo jueves en el Libertadores de América ante Atlético Tucumán. En ese partido no podrá estar Leonel Galeano, quien se perderá el juego al recibir una amarilla por quitar con total limpieza una pelota. Lo mismo Walter Busse, quien resultó amonestado por una falta más que común.

Claro está, Pompei volvió a hacer de las suyas. Mientras los demás reciben regalitos, cuentas corrientes inagotables y ayudas externas, Independiente tendrá que correr desde atrás. Lo que no mata fortalece, pero si tiran a matar con tanto acostumbramiento es difícil escapar y seguir en pie. Hay equipo, hay apoyo, hay fe y esperanza, pero falta una pieza fundamental: la justicia.

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