Lamentablemente la excursión por la que tanto pedimos y festejamos hace unos meses duró mucho menos de lo esperado y pensado. Si buscamos los porques de la derrota no sólo encontraremos el rival (porque Estudiantes tiene buen equipo), el árbitro (no se entiende como no vio el penal a Pusineri en la última jugada del partido) y el azar (ya que aunque siempre pareció que Andújar estaba mús cerca de desviar uno que Assman, en el fondo los penales lo son).
Hace unos días pedíamos que se aprenda de los errores. Al menos en el primer tiempo, eso no pasó. Los jugadores siguieron tan imprecisos como el viernes, con los delanteros muy lejos de un mediocampo lento e inofensivo, otra vez con Mareque como jugador más agresivo del equipo. Y el técnico continuando con su casting de números ocho, esta vez complicando a Carlitos Matheu. Cabe reconocer que muchas veces hay situaciones que obligan a improvisar, y en algunas sale bien, pero tanto el viernes como anoche no hacía falta.
El segundo tiempo encontró a un Independiente mejor parado, más adelantado por el acertado cambio de Gandín por Moreira, y mayor precisión en todas sus líneas. Pero cuando mejor estábamos jugando y más partido se lo veía a Estudiantes, en vez de buscar un gol que defina la serie (ya que si pasaba esto el “Pincha” tenia que convertir tres veces) el equipo y el técnico buscaron mantener el resultado y dejaron venir al equipo de Sensini. Y casi sale bien, a no ser por esa infantil y grave distracción que hizo posible que un jugador cabecee solo y defina a gusto a tres minutos del final.
Vale aclarar que es muy fácil hablar de la actitud de los minutos finales con el resultado puesto, pero se sabe, y vaya si estos primeros partidos del semestre lo demostraron, que para encontrar hay que buscar y arriesgar. Ayer eso lo hizo Estudiantes, hagámoslo nosotros el domingo….
Javier Brizuela para Infiernorojo
