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Rojo esperanza

gallego

“No puedo explicar este sentimiento. Se lleva adentro, no puedo parar”, dice la canción. La pasión por el Rojo no tiene razonamiento, porque sale del alma, del corazón. El mismo que impulsa a que con cada nuevo torneo, el Diablo esté ahí presente, en las buenas y en las malas, con la esperanza de volver a alcanzar la gloria.

Aquella tarde de junio, ante Arsenal, se terminó una de las peores temporadas de la historia. Y mientras todos gritaban a los cuatro vientos para que no se repita, comenzó como cada seis meses, la novela de los pases.

Un culebrón que, para muchos, tuvo final feliz. Según los encuestados por InfiernoRojo, el 42% cree que las incorporaciones fueron buenas, mientras que con pocos votos de diferencia, el 40% las considera muy buenas. Ya más lejos se ubican el excelente (9%), regular (7%) y malo (1%).

Es que con los refuerzos, más los pibes que buscarán ser grandes en esta nueva etapa, los hinchas esperan que finalmente se modifique el presente mediocre y, de la mano del Tolo, dar la vuelta olímpica. Como lo hizo por última vez con Newell’s, casualmente el rival de esta noche, y con quien salió campeón allá por el Apertura 2004 en la mismísima Doble Visera.

Por eso, quienes piensan que las estadísticas son importantes, ya están calculando que de los 131 partidos jugados, Independiente ganó 54 (con 196 tantos), perdió 41 (con 156 goles) y empató 36 veces. Pero esta vez, una victoria no sólo servirá para los números, sino que ilusionará a muchos con el comienzo de un nuevo camino.

Un cambio de rumbo que también se reclama en lo institucional, para que se termine el estadio y no haya que seguir pensando en una C o en una U, sino en todas las letras que lo componen: Libertadores de América. Y que al mismo tiempo, cada socio y cada simpatizante, sepa adecuadamente lo que pasa en cada aspecto del club.

Pero hoy viernes, ya no es un día como los 56 anteriores. La ansiedad y la impaciencia llegan a su fin. En horas, nuestra gloriosa camiseta volverá al campo de juego, a dar el puntapié inicial de lo que, ojalá, sea una nueva era llena de alegrías. Una vieja frase dice que el fútbol siempre da revancha. ¿Por qué no esperanzarse de que así sea? ¡VAMOS ROJO!

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