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Se acabó el veranito

veranito

Independiente volvió a dejar una pálida imagen de visitante y perdió claramente en Jujuy 4-1. El equipo de Miguel Angel Santoro no pudo generar futbol en ningún pasaje del partido y fue superado ampliamente por Gimnasia de Jujuy, que hasta ahora no había ganado un solo partido. Independiente se quedó con los clásicos pero perdió con los más débiles del campeonato, el hincha no aguanta más y todavía se pregunta como jugadores como Ledesma aún son titulares en este equipo.

Un partido para el olvido de los once que presentó Pepé Santoro. Un equipo quebrado por la falta de ideas, de juego asociado y de actitud para arrollar a un rival que llegaba golpeado, pero con la ilusión de revertir la situación con el arribo de un nuevo entrenador, Héctor Arzubialde.

Así las cosas fue el local el que apuró la salida rival, propuso velocidad por las bandas y dos delanteros hambrientos de gol, como Arraya y Ferradas. Los encargados de armar los ataques fueron Ricky Gómez y Jorge Luna, siempre bien acoplados para llevar peligro.

Independiente, nada de nada. Ni una idea. Lastimoso. Así, Gimnasia fue creciendo y de tanto ir e ir abrió el marcador a los 35 minutos, cuando Matías Cahais encontró un rebote en el área, a la salida de un tiro de esquina, y clavó la pelota junto a un poste. Nada que hacer para Assman, quien junto a Tuzzio y Rodríguez fueron lo mejor del Diablo en el primer tiempo.

Ojo, desde el minuto uno que el local fue incisivo y profundo. Assman sacó un cabezazo a los dos minutos que fue más parecido a un fusilamiento que a una instancia de juego. Fue una tapada increíble. Fue como un gol, pero sin que la pelota toque la red.

El Rojo dejó una muy mala imagen en la primera etapa. Mancuello impreciso, Pusineri solo, Montenegro más solo aún y Ledesma, perdido como de costumbre.

En el segundo tiempo los problemas de Independiente se acrecentaron. Gimnasia de Jujuy demostró en los primeros cinco minutos lo que pasó tan sólo uno después. Jugada rápida, toques precisos, centro de Ferradas y pase a la red de Busse, 2-0.

El Rojo estaba para cualquier cosa. Un d-e-s-a-s-t-r-e. Nada que ver a aquel equipo que derrotó a Boca el domingo anterior. ¿Pepé? Hizo dos cambios, Higuaín por Sosa y Gavilán por Ledesma. Más tarde, a los 20 se lesionó Tuzzio y el que ingresó fue Núñez. Sí, un cambio ultra ofensivo.

De todas maneras los últimos 20 minutos fueron un suplicio para el conjunto de Santoro. Para colmo Ferradas, tras otro desborde excelente de Ricky Gómez, marcó el tercero a los 30 del complemento. Fue una fiesta jujeña, basada en un gran juego y en mucha actitud. El Rojo, una lágrima. Sólo se puede resaltar el golazo del Rolfi a los 41, que sirvió para sumarle un tanto a su actualidad goleadora. Encima, Ariel Montenegro, un ex Rojo y hermano del Rolfi, aumentó la diferencia en la última e incrementó el dolor.

Lastimosa y vergonzosa, son las características de esta caída. Se jugó muy mal, no hubo actitud, sin dudas el equipo se asemejó al que cayó goleado en Tucumán y dejó otra vez en jaque a Santoro. ¿Podrá salir el DT esta vez?

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