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Se fue un gran rojo

Un gran hincha del Rojo

A las 20:30 de ayer, a los 82 años, falleció más que una persona, más que un simple hincha fanático de Independiente: se nos fue Raúl Alfonsín, el Padre de la Democracia, una persona honesta, de bien, de quien más allá de ideales políticos con los que uno puede o no estar de acuerdo, todos coinciden en que fue un gran tipo, la tristeza que envuelve al país es el fiel reflejo de ello.

El ex presidente de Argentina (1983-1989) sufrió esa larga, indeseable e hija de puta enfermedad que terminó con su vida en la noche de ayer en su casa en Recoleta, donde miles de seguidores se acercaron a darle el último adios al último procer argentino, marca con la que se lo recordara con el tiempo.

Su fanatismo por Independiente jamás lo ocultó, de hecho felicitó a los campeones de la Intercontinental 1984 ganada ante el Liverpool. Previamente había expresado sus deseos de que el Rojo gane pero sin que esto signifique una revancha por la absurda guerra de Malvinas.

Entre sus palmarés como político siempre se lo va a recordar como “El Padre de la Democracia”, por justamente dejar atrás siete años de la dictadura más sangrienta de Argentina, y como el único mandatario en todo el mundo que sentó en el banquillo de los acusados a genócidas, en lo que fue el recordado juicio a las Juntas en 1985. Se le podrá criticar la Ley de Obediencia debida y Punto final y el Pacto de Olivos en 1994, pero ¿quién puede negar que Alfonsín fue sinónimo de honestidad en un ambiente en donde eso justamente no abunda?

Desde este espacio, humildemente saludamos a la familia Alfonsín, quien seguramente estarán orgullosos de la gloriosa vida llevada a cabo por este Señor hincha de Independiente. Simplemente, una vida honesta. Hasta siempre Raul.

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