Ezequiel Barco jugó los 90 minutos por segunda vez consecutiva y se convirtió en uno de los valores altos de Independiente. Pateó los córners, se hizo cargo de los tiro libres, gambeteó rivales y se cargó el equipo al hombro.
El empate entre Independiente y Atlético de Rafaela dejó ítems para analizar y uno de ellos fue la actuación del juvenil Barco. Determinante durante todo el partido, jamás se escondió y siempre pidió la pelota. Ante la salida de Walter Erviti tomó la responsabilidad de ser el creador de juego del conjunto de Ariel Holan.
Su juego se reposó sobre la banda izquierda, donde buscó desde la gambeta, yendo hasta la línea final para sacar un centro y en ocasiones también llevó la pelota hacia el área para quedar con posibilidades de gol. Y casi lo concreta. Mostró una faceta oculta al hacerse cargo de las pelotas detenidas y pateó muy bien un tiro libre que atajó con algunas complicaciones el arquero Lucas Hoyos.
En resumen, entregó 39 pases, de los cuales 11 no tuvieron el destino deseado. En el debe, todavía tiene que juntarse más con sus compañeros para intentar un juego más colectivo. Pero sólo tiene 18 años y un enorme futuro.
