Jorge Almirón, si bien aseguró no haber subestimado al rival, presentó un equipo alternativo con poco rodaje en un encuentro que se podía volver bastante molesto. Y así fue. Estuvo a minutos de lo peor.
Las críticas lo inundan. Nunca se logró ganar el respeto y el cariño del hincha. Cada vez que el equipo tropieza es el eje de insultos y muestras de reprobación. Claramente Almirón está caminando por la cornisa. Los dirigentes se pelean para mostrarle su respaldo, pero Hugo Moyano en la semana había dicho que la decisión era del entrenador. El Presidente fue tajante. Nadie lo va a echar, pero él sabe y es inteligente para saber hasta cuándo.
Lo cierto es que Independiente este domingo a la noche debía viajar a Córdoba a cumplir con la Copa Argentina. Enfrente tendría un rival muy humilde como Alianza de Coronel Moldes, al que le debía ganar sin problemas. Lo tenía que pasar por arriba. Sin embargo, desde estas líneas ya se había anticipado que podía convertirse en un rival molesto por la actualidad del Rojo. Y así fue.
Jorge Almirón estuvo hasta los 42 minutos del segundo tiempo en la lona. Gracias a esas cosas del fútbol, unos instantes antes se le había ocurrido mandar a la cancha a Christian Ortiz. El pibe, demostrando su jerarquía y cuando todos le pegaban al bulto, cabeceó con tranquilidad al segundo palo para igualar el resultado y después, en los penales, remató con gran categoría.
Fue de los tres, el único cambio que sirvió. Porque en el entretiempo hizo ingresar a Francisco Pizzini y más allá de que casi no rindió, el interrogante sobre la decisión del DT se centra en el reemplazado. ¿Por qué Néstor Breitenbruch y no Emiliano Papa? El ex Vélez había tenido un primer tiempo tétrico.
En la segunda modificación mandó al terreno de juego a Martín Lucero en lugar de Lucas Villalba. Fue algo razonable y aplaudible. Independiente necesitaba presencia en el área. Más tarde, a los 25 minutos fue el momento de Ortiz, en lugar de José Valencia. Si bien el colombiano había hecho casi todas mal, no se entendió la decisión de sacar a un delantero y mantener a Graciani y a Aquino que nada habían hecho para seguir.
Ya en la conferencia de prensa, Almirón se refirió al estado del campo de juego. Sí, increíblemente con el paupérrimo y nefasto rendimiento de su equipo el DT realizó una autocrítica pero también pareció querer presentar alguna excusa.
Lo cierto es que Almirón otra vez planteó mal el partido. En ataque Independiente sigue involucionando y no logra alcanzar la profundidad y la precisión necesaria para lastimar a su rival. En defensa parece tener vértigo. Cada ataque rival lo hace tambalear. En el gol de Alianza, atacaron tres jugadores contra cinco del Rojo y pese a esto, se desnudó más de un problema en la última línea. Inclusive en la zaga central con Victorino.
Es momento de cambiar. Ya no hay margen de error y en el futuro más próximo se vienen partidos que te pueden fortalecer o hundir. Y, en ese panorama, la gente ya dio su veredicto. No da más.
