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Tiempo de autocrítica

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Pasaron 19 largas fechas, en un recorrido sinuoso, con más alegrías que tristezas pero, en algunos recorridos, demasiado desparejo como para pensar en más. De todas formas, en un campeonato regular para abajo en cuanto a su contenido, Independiente cerró el año en el cuarto lugar de la tabla de posiciones, algo que no está nada mal, pero pensando en algunos segmentos del torneo, quedaron algunas espinas clavadas en la yugular, las cuales terminarán por cicatrizar cuando el 4 de enero próximo arranque una nueva ilusión.

Se disfrutaron los cuatro clásicos, se ganaron y bien, sin sobresaltos, con grandes momentos de fútbol y con el corazón bombeando alegrías por doquier. Pero quedó en el debe vencer a equipos, a priori, de menor nivel, como el caso de Chacarita, Arsenal, Argentinos Juniors, como así también se debe mejorar con creces la regularidad en la esencia del juego.

Ahora, en este tiempo de descanso, sería bueno que todos tengan una autocrítica, que analicen dirigentes, cuerpo técnico y jugadores lo que se hizo bien y mal en este semestre. No hay que quedarse con la mejoría respecto a la horrorosa primera mitad del año, sino pensar en grande, como merecen los hinchas de este club, e ir a más. Américo Gallego deberá poner algunos nombres bajo la lupa y dirimir junto a César Menotti quiénes deberán quedarse o buscar otro rumbo. El caso de Leonel Núñez deberá ser uno de los primeros en analizar: teniendo en cuenta las posibilidades que tuvo y la poca demostración de recuperación, sería bueno que el Gordo busque oxígeno lejos de Avellaneda.

Además, el Tolo, descanso de por medio, no puede equivocarse en puestos a reforzar. El Rojo carece de enganche, de un volante por izquierda con rendimientos parejos, de un lateral derecho con proyección y marca, de un delantero neto de área que pueda asociarse con Andrés Silvera. No puede haber márgen de error en este asunto, más sabiendo que sólo serán cuatro los refuerzos y que se debe apostar a un único objetivo: salir campeón.

En cuanto a los jugadores, el mea culpa también deberá hacer barullo en algunas cabecitas. Unos deberán poner las barbas en remojo e intentar mejorar en cuanto a lo futbolístico. El ejemplo concreto es el de Federico Mancuello, un chico con un potencial extraordinario, pero que parece tener enormes lagunas psicológicas que terminan por derrumbar sus cimientos. El zurdo no tiene nada que envidiarle a nadie, pero debe entender que su contenido es demasiado amplio como para desaprovecharlo. Mancuello está para más, pero como dijo el Tolo, depende de él quedar en la historia de este club o ser un simple mortal más, con un fugaz paso con la camiseta roja.

Otros deberán seguir esforzándose para mejorar y no quedarse con este presente. Mientras que algunos deben seguir el ejemplo de Leonel Galeano, por el sacrificio y las ganas, o de Carlos Matheu, por el espíritu y la lucha. O seguir el camino de Walter Acevedo, la mejor incorporación de Independiente, lejos. La pretemporada, además, tiene que ser un trampolín para Andrés Silvera e Ignacio Piatti, dos jugadores de una enorme capacidad, pero que sucumbieron físicamente a lo largo del campeonato. De todas formas, tienen un crédito abierto el cual se supone que terminará financiando con creces.

En cuanto a lo dirigencial también la tarea tiene que ser fina, sin margen de error, comprometida con la causa de devolver a Independiente al lugar que se merece, ese con el que todos los hinchas sueñan. Alimentar ese sueño quedará en el compromiso de Julio Comparada y sus colaboradores. No sólo es no desmantelar el plantel y potenciarlo con cuatro refuerzos de jerarquía, de roce, esos que terminan por ser fundamentales a la hora de matar un partido o de dar vuelta una historia adversa, sino también de mejorar los accesos al estadio Libertadores de América.

El Rojo está de pie, emprendiendo una vuelta al lugar del que nunca debería haberse ido: el del protagonismo. Cada una de las patas fundamentales del club (dirigentes-cuerpo técnico-jugadores) debe aportar su grano de arena, su trabajo, su dignidad, su esfuerzo, su entrega. Cada uno debe comprometerse con la causa de volver a ser el de siempre, de despertar al gigante y, de una buena vez por todas, retomar la historia más dorada de Independiente.

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