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Miércoles 08/05/2019, 19:38:20
4650 Posts - 1190 Puntos
Escrito por rober58

Imaginen que en lugar de un país, se trata de un edificio de deptos, en donde hay 10 pisos con 10 deptos por piso. Hay un administrador. Y son 100 deptos, de los cuales tenés solamente 20 ocupados que viven en los 2 primeros pisos. Además hay un par de locales en Planta Baja.
Hay que pagar expensas: lo hacen entre los 20 ocupantes. Obviamente será caro para ellos.
Algunos critican al administrador porque quieren que en los pisos en donde no vive nadie, se desconecte la luz de los pasillos, no llegue el ascensor ni deban ser objeto de limpieza por parte del portero. De esa forma, disminuirían las expensas y hasta podrían prescindir del portero. Consideran que podrían cortan el agua de los 8 pisos superiores ya que no hay nadie, y además se evitarían pérdidas y aparición de humedad, etc.
En la medida en que se vayan ocupando otros deptos, después verían cómo hacer con los servicios.
El administrador hace caso omiso de eso y no sólo no les da bola sino que encima trae para ocupar deptos vacíos gente de afuera, que usan agua, luz y gas pero no pagan expensas ni servicios.
Para los ocupantes de los 20 deptos la cosa se hace insostenible y mandan al administrador a la mierda. Hay deudas por todas partes.
Ponen un nuevo administrador.
El nuevo analiza las cuentas del anterior y aparecen cosas que no están bien: se quedaba con guita del Consorcio, no hacía obras que cobraba, pasaba presupuestos truchos y las que hacía salían mucho más caras.
El edificio no sólo está venido a menos sino que se enteran que el anterior administrador les escondía los números verdaderos: los locales pagaban alquiler pero se lo llevaba el administrador, y ahora los locatarios quieren renovar el alquiler pero todo es irregular.
El nuevio administrador les dice a los 20: "Miren, vamos a tener que poner plata para arreglar el bolonqui que dejó el otro, que no es más que consecuencia de lo negligentes que fueron ustedes mismos por no saber controlar. Vamos a tener que ver cómo hacemos para poner en valor el edificio, sacar a los ocupas que no garpan, cobrar los alquileres a partir de ahora, etc. Pero para eso vamos a tener que pasar por un tiempo en que vamos a tener que ajustarnos el cinturón."
"Yo puedo conseguir un contrato para una antena en la terraza para una empresa de celulares", dijo uno.
"Yo puedo conseguir propaganda para una de las paredes medianeras", dijo otro.
Pero el administrador dijo que nadie vendría a invertir en el edificio si no lo ponían en orden, limpio, con los servicios de nuevo, con el seguro al día, pintado, etc.
Y de esa forma, colaborando todos, con sacrificio y privaciones, fueron sacando de a poco adelante los problemas, y fueron siendo cada vez más los que habitaban el edificio y pagaban expensas cada vez entre más gente, hasta que no quedó nadie que vivía a costa de los demás.
Generaban ingresos por los alquileres, la antena y la propaganda en medianera y todos comenzaron a estar más aliviados pagando menos expensas.
No fue de la noche a la mañana, sino que tardaron mucho más en regularizar todo que lo que tardó el anterior administrador en armar semejante quilombo, pero...finalmente con orden y organización, lo lograron.
Y los habitantes del edificio aprendieron a elegir y a controlar, para que no los cagaran más, y eso se lo transmitieron a sus hijos...
Che fijate que el encargado nuevo, ese que vos trajiste, saco a los 20 departamentos "ocupados", pero los volvio a "ocupar" con gente que trajo el mismo

Aahh, y aparte no se si te enteraste pero fue al banco a pedir un prestamo a nombre del consorcio de no se cuantos millones para arreglar el edificio, pero lo unico que puso fue unos fierritos en la puerta para estacionar las bicicletas

........y encima se esta corriendo la bola que a fin de año se toma el palo y nos deja endeudados hasta la pija


Igual te felicito por el cuentito, llevaselo a la primaria del newman que seguro lo agregan a la curricula anual
“Esos que la pierden y se quedan con los brazos cruzados no deberían jugar. Así era en el potrero, que fue para mí lo que el paraíso para otros”, repetía Sastre, como si se tratara de una declaración de innegociables principios.