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Jueves 21/11/2019, 12:15:59
17892 Posts - 5735 Puntos
Escrito por BVian

Escrito por Hombre_de_ningun_lugar

Escrito por BVian

No se trata de omitir, se trata de evaluar si es el momento adecuado. Lo que dice Monk es cierto, no es para nada sorpresivo el uso que los medios hacen de cualquier cuestionamiento a Evo, y eso es lo que le critico a Segato, porque una académica de su nivel no puede ignorar el uso que se le va a dar a esa nota.

Después, por supuesto que se relativiza el accionar de Evo y está muy bien, porque su gravedad, comparada con la del golpe y sus consecuencias, es relativa, y no hacerlo sería igualarlas . Digo, se puede cuestionar la legitimidad de la candidatura de Evo, pero las consecuencias de esa candidatura son infinirtamente menos graves que las del accionar de una presidenta de facto autoproclamada que emite un decreto garantizando impunidad a los militares que asesinen personas en el marco de la represión de la protesta social. No está mal relativizar cuando comparás dos cosas si una implica una discusión de legitimidad y la otra contar muertos.
Ok, relativicemos si corresponde relativizar, pero digamos las cosas como son. Antes del golpe los sectores progresistas tampoco cuestionaron mucho el accionar ilegítimo de Morales, así como suelen ser blandos para criticar los excesos de Maduro. Seguramente el golpe dio mayor notoriedad internacional a lo que está pasando en Bolivia, pero precisamente esas son las consecuencias de avasallar los procesos democráticos, por más que la respuesta sea totalmente injustificada y sabiendo que los verdaderos intereses son otros. En todo caso entiendo tu planteo desde una posición de conveniencia ideológica, donde algunos intelectuales terminan jugando en contra de sus propias ideas. Por mi parte, al no sentirme identificado con una ideología específica, opino sin la obligación de caer en tales reparos; pero tampoco soy neutral en esto, entiendo que hay males peores que otros, y en ese sentido también relativizo, pero no justifico.
No entiendo bien a qué te referís con "sectores progresistas", me parece que hay un prejuicio ahí.
Por lo pronto la izquierda, al menos la argentina fue siempre muy crítica hacia Evo, tal vez demasiado. y lo mismo hacia Maduro. De hecho hoy mismo salio una nota en LID cuestionando al MAS por negociar elecciones con Añez y los golpistas.

Podés revisar acá las opiniones del FIT sobre Evo, fijate en las notas de 2016 sobre el referendum:
[url=http://www.laizquierdadiario.com/Evo-Morales]
http://www.laizquierdadiario.com/Evo-Morales[/url]


Y acá sobre Maduro:
http://www.laizquierdadiario.com/Nicolas-Maduro


Por ejemplo esta nota tiene poco más de un mes:
http://www.laizquierdadiario.com/La-lucha-del-pueblo-ecuatoriano-mostro-el-cinismo-sin-par-de-Maduro-y-la-hipocresia-de-la-oposicion


Por supuesto, para mí, en el marco de un golpe la prioridad es siempre condenarlo. Las críticas me las guardo para cuando se acabe la represión y retorne el Estado de derecho.


Sin duda, mi planteo es ideológico, como lo es el tuyo, porque cualquier línea de pensamiento sociopolítico lo es, aunque no caiga en la bipolaridad de la izquierda y la derecha tradicionales. Pero no por conveniencia, sino por convicción. Porque estoy convencido de que los errores de Evo son mucho menos graves que el golpe y sus consecuencias.

También hay que pensar que hacer foco en la candidatura forzada de Evo, como si todo su accionar polítco se redujera a eso y omitiendo el resto de sus actos como presidente de Bolivia, también es un sesgo.
Sí, con "sectores progresistas" hago una generalización amplia sobre las tendencias de las opiniones, aunque admito que la izquierda siempre ha tenido una postura más crítica, fiel a su pureza ideológica. Pero no hablo desde el prejuicio porque yo también me considero un ciudadano con pensamiento progresista, al menos en lo que se refiere a los derechos laborales y la justicia social. Mi diferencia con los sectores polarizados es que pienso más en términos prácticos, no sólo apuntando a lo que es más justo e igualitario, sino también a lo que es factible, teniendo en cuenta los contextos interno y externo. No alcanza con las buenas intenciones, un buen gobernante también debe saber medir hasta dónde puede ejecutar sus ideas, priorizando siempre el bienestar el pueblo. Lo importante es ir avanzando lo más posible, pero siendo inteligentes y cuidadosos para no verse forzados a retroceder. La dignidad es un valor loable, pero es algo personal que debe ejecutarse hacia adentro y no hacia afuera; porque en definitiva son los pueblos los que terminan sufriendo las consecuencias y no sus gobernantes.

Después hay puntos de debate que dependen de con quién se está discutiendo. Por caso, con vos no me voy a poner a discutir si el golpe de Estado está justificado, porque ambos coincidimos en que no es así. Quizás nuestra discusión pase más por el lado de cómo llevar a cabo ciertos objetivos que tenemos en común. Y en cuanto a los planteos ideológicos, lo que yo cuestiono es el ideologismo más que la ideología. Es decir, creo que las ideas deben servir a la sociedad, y no la sociedad servir a las ideas. De lo contrario, una bandera ideológica puede cobrar aun más importancia que el bienestar social, con la falsa premisa de que el fin justifica los medios, cuando paradójicamente esos medios pueden ir en contra del fin. En ese tipo de incoherencias y contradicciones han caído tanto la izquierda como la derecha; incluso también la religión, yendo en contra de sus propios principios; porque es un defecto de la humanidad caer en la soberbia y el fanatismo irracional.

Con respecto a mi ideología, como ya dije, pasa más por la aplicación práctica que por el fundamento teórico. Por caso, yo me opongo a la aplicación de una economía liberal en los países de nuestra región, porque entiendo que en un contexto de desigualdad hace que la brecha social sea aun mayor. Pero también admito que las economías liberadas han tenido resultados positivos en otros lugares del mundo, donde previamente se ejecutaron políticas tendientes a igualar derechos y oportunidades. Entonces mis convicciones no se negocian, pero se ajustan a los contextos y circunstancias para poder alcanzar los objetivos buscados.