Por fin Andrés Silvera pudo romper el maleficio de los 100 goles y marcó el tercer tanto de la goleada del Rojo. Justo el día de su cumple 34 el delantero se regaló más que un gol.
El ambiente antes de comenzar demostraba la importancia del partido. Por la realidad, por la derrota por la Copa, por el promedio y por ser, nada más y nada menos, que Independiente. Por eso el equipo salió enchufado y después de los dos goles de Cabrera se le abrió el arco al Cuqui.
Desde el 2 de octubre de 2010 que Silvera no marcaba por torneos locales. En aquella oportunidad había anotado el tanto de la ventaja parcial (a los 7 minutos del primer tiempo) ante Godoy Cruz en Mendoza. El Tomba esa tarde lo terminó ganando 4-1. Lo anecdótico no es sólo la lejanía en el tiempo (más de cinco meses) sino que ése fue el nº100.
Recién esta lunes y gracias a la habilitación de uno de los jugadores más activos del partido, Nicolás Cabrera, el Cuqui pudo romper el maleficio y clavó el tercer tanto del Rojo para la tranquilidad y el delirio de un público que siempre lo bancó al goleador, aún en épocas de sequía.
Más allá de la ovación, hay que señalar que no es un día más para Silvera. No sólo por convertir después de muchas fechas, sino también porque era su día de cumpleaños 34 y porque el triunfo da un respiro primordial a una situación que cada vez se comprometía más.
¡Ah! Además, en estos días firmará un nuevo vínculo que prolongará su estadía por dos años más en el Rojo. Ramón Díaz, seguí esperando.
