Dicen que el cambio de técnico cambia el aire, llena de oxígeno el ambiente caldeado, corta sufrimientos y aleja penas y broncas. Vaya si fue así. La despedida de Miguel Ángel Santoro marcó una revolución de actitud en los jugadores, una purificadora muestra de orgullo, de hidalguía y compromiso. La duda existencial, después de terminado el partido, rondó por Avellaneda y por cada lugar donde había un hincha de Independiente: ¿Justo ahora se acordaron de jugar?
La mirada positiva invita a soñar: luego de un primer tiempo cauteloso y con pocas ideas, Independiente sacudió la modorra y brindó un segundo tiempo con pasajes de gran vuelo futbolístico. Con rapidez, elegancia y, sorprendentemente, precisión. Increíblemente, estos mismos jugadores que fueron bailados por Gimnasia de Jujuy, recuperaron la memoria y jugaron el fútbol que pide la gente. Porque parecieron entender la historia de la camiseta que llevan puesta. Al fútbol se lo ayudó con sacrificio, al sacrificio con compañerismo, al compañerismo con firmeza, y a la firmeza con velocidad y justeza.
La mirada negativa sigue abriendo interrogantes: ¿Por qué se acordaron de jugar justo ahora que se va Pepé? ¿Porque entendieron que se sacaban un peso de encima? Preguntas, interrogantes y pensamientos hay y habrás miles. No nos olvidemos que con este plantel ya pasaron Burruchaga, Troglio, Borghi, ahora Santoro y seguimos en la misma. Que de una vez por todas los jugadores, y sobre todo el Presidente, demuestren que estos pasos a la deriva son obra de “las cosas del fútbol” y no de un cáncer que anda merodeando por Avellaneda desde hace rato. Ese que contamina el fútbol, la lealtad y el compromiso. Ese que enferma la historia y descompone la mística.
¿Ahora sí, Rojo? Basta de equivocaciones y perplejidades, ya no podemos fallar más. Ni con el técnico, ni con los jugadores ni con las promesas. Es hora de ponerse de pie o de terminar de hundirse. Todos deseamos que sea la primera, pero a veces, las “cosas del fútbol” no nos permiten soñar.
Gracias Pepé. Habrás tenido aciertos, habrás tenido errores, pero sobre todas las cosas tuviste algo que jamás faltó: tu eterno amor por nuestro amado Independiente. Gracias eternamente.
Lucas Sawczuk para Infiernorojo
