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¿Qué te pasa?

tolo gallego

Tan grande es el desconcierto que envuelve en el último tiempo a Independiente que parece haber arrastrado hasta a Gallego, ganador como pocos. La intención no es caerle al Tolo ni mucho menos. El y nosotros queremos que este suplicio termine cuanto antes, se realice la postergada e indispensable limpieza y se empiece a moldear un nuevo equipo.

Andábamos tan torcidos que muchos pensamos que el Tolo llegaba con la capa y la G grande en el pecho y que era capaz de sacarle jugo a estas piedras que tenemos como jugadores, de potenciarlos, de transformarlos en lo más parecido a profesionales. Era mucho pedir, parece.

La historia nos recuerda que tampoco en 2002 el Tolo fue capaz de realizar tamaña tarea, cuando heredó el equipo que debió sufrir el Negro Clausen. Allí fueron 7  fechas, algo menos patéticas que éstas de ahora, en las que empató 5 veces y cayó en 2. Ni una victoria. Al menos allí había logrado darle cierto orden al equipo, convencerlo de que no todo desembocaba en derrota.

Ahora ha intentado bastante, sin resultados todavía. Prometió limpiezas que no pudo cumplir ni 2 semanas. Hizo el papel del malo de la película. Se llamó a silencio. Dijo haber encontrado el equipo y que era hora de mantenerlo y brindarle confianza, pero  no lo sostuvo. Regaló un tiempo en Mendoza y media hora ante Estudiantes. Se olvidó a Mancuello en Domínico. Y ha improvisado donde no correspondía. ¿Moreira de 8, Tolo? Espeluznante.

Los pibes, inocentes, no tienen nada que ver. Sin embargo,  es justo  marcar que Viola y Godoy no están listos aún; que Caracoche no puede ser alternativa en un puesto que desconoce por completo, que Vittor perdió injustamente su lugar y que Depetris solito se encargó de mostrarnos por qué no había debutado aún.

Gallego tiene el crédito abierto. Cuenta con las espaldas anchas para hacer y deshacer, meter mano y aleccionar a un plantel apático y olvidable. Lo que inquieta a la gran masa roja no es la derrota, sino la forma en que llega. Y lo que la aterra es pensar que hasta Gallego perdió la brújula.

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