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¿Será la vencida?

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Claudio Borghi se convertirá en el 12° entrenador de Independiente desde el Apertura 2002, último éxito del “Rojo”. Desde ese entonces, desfilaron por Avellaneda los técnicos Américo Gallego, Oscar Ruggeri, Osvaldo “Chiche” Sosa, José Omar Pastoriza, Daniel Bertoni, Pedro Damián Monzón, César Luis Menotti, Miguel Angel Santoro, Julio César Falcioni, Jorge Burruchaga y Pedro Troglio. Y más allá de pequeños oasis de buen fútbol, todos ellos se fueron con más pena que gloria.

Ahora, o en junio, será el turno del “Bichi”, desconocido para algunos y muy valorado para otros tantos. Lo cierto es que, aunque no haya dirigido aún en la Argentina, tiene pergaminos de sobra para convertirse en el gran entrenador que Independiente viene buscando hace años.

Luego de retirarse como jugador en Santiago Wanderers, de Chile, comenzó a trabajar en las Divisiones Inferiores de Colo Colo y hasta llegó a formar parte del cuerpo técnico albo que comandó Roberto Hernández en 2001. Allí le tomó el gusto a la dirección técnica y se fue a Universidad de Las Américas, del fútbol universitario, donde consiguió éxitos que le valieron el llamado de Audax Italiano en 2002.

Tuvo un buen paso por el equipo audino, aunque al año retornó al conjunto universitario, como gerente técnico, y ganó todo lo que jugó. Corría diciembre de 2005 y Colo Colo, uno de los grandes del fútbol chileno, decidió contratarlo para revertir el magro presente por el que atravesaba, tanto deportiva como económicante.

A partir de ese momento comenzó la etapa más exitosa de Borghi como profesional: con un fútbol vistoso y ofensivo, llevó al “Cacique” a ganar el Apertura 2006, Clausura 2006, Apertura 2007 y Clausura 2007, primer tetracampeonato de la historia del club chileno. Además, así se convirtió también en el más ganador en el banco de Colo Colo y el DT extranjero que más titulos consiguió en Chile.

En 2006, además, llegó a la final de la Copa Sudamericana, la cual perdió a manos del Pachuca mexicano, y fue elegido por la encuesta del diario El País como el mejor técnico del año. En total, el porcentaje de eficacia de Borghi en el Colo Colo fue de un 69%.

Sin dudas marcó una etapa tanto dentro del club colocolino como en el fútbol chileno en sí. Por eso abundan críticas y análisis sobre su paso allí. “Sus conceptos ofensivos se basaban en que el fútbol era un juego y que no se debía modificar la forma de plantearse dependiendo de la cancha que se visitara“, destaca Rodrigo Sepúlveda, de Terra. De respetar a todos pero no temerle a nadie. De jugar con un estilo definido sin depender del rival. Borghi lo entendió así y su plantel le creyó y lo ejecutó. Interesante para el que le gusta el fútbol ofensivo. Ese de atacar y de asumir riesgos”, agrega.

El propio Borghi reconoce que es imprescindible tener una identidad. Yo juego así. Puedo ganar, perder o empatar, pero juego de esta forma. El convencimiento hay que dárselo al jugador. Si perdemos, va a servir como experiencia para ganarle a otro. Pero si cambio, después el jugador desconfía de la táctica del entrenador”.

Acerca de cómo implementa disciplina en sus equipos, comenta: “Yo manejo el grupo en base a la confianza, a la democracia. No andamos vigilando si salen, si fuman, si toman, somos un grupo de trabajo que confiamos en la gente que tenemos. Después tendrán que rendir cuentas ante el entrenador y sus compañeros. Siempre me fue bien, salvo con un jugador, que se tuvo que ir de Colo Colo”.

“Nunca saldría a defenderme desde el inicio”, remarca Borghi. “Una cosa es que salga a defenderme y otra que me obliguen. En la final de la Sudamericana que perdimos con el Pachuca, ganábamos 1-0 y seguíamos atacando y mucha gente me criticó. Pero llegué a esa instancia jugando de esa forma, y si me hubiese tirado atrás y perdía, me mataba. Aparte, no me animo a tirar un equipo para atrás. Me la paso diciéndoles a los jugadores que esto es un juego, que el que juega más lindo gana, que no me animo, resalta el ex Colo Colo.

Su esquema de juego favorito es el 3-4-1-2, aunque es flexible. “El trabajo del entrenador es convencer. Hay que amoldarse a lo que tenés más que a lo que querés. Mi trabajo es imponer lo que quiero, no con látigo sino con convencimiento. Nadie juega bien sino está convencido… Doy muchas libertades en base a la confianza, algo fundamental. Si no la tenés, no los podés convencer, y sin ese convencimiento no podés desarrollar lo que querés”.

Entonces, ¿se viene un esquema con enganche? “He jugado con uno o dos enganches en función de si tenía uno o dos delanteros. Pero yo creo en especialistas, en aquellos que se destacan en su puesto por hacer cosas diferentes; y, para mí, el enganche es un jugador que no debería faltar en ningún equipo. Hay veces que te gustan, veces que no los tenés o que no está rindiendo bien, aunque eso es otra cosa”.

El “Bichi” tiene todo para marcar un antes y un después en la era moderna de Independiente. Sin embargo, para que eso ocurra, es imprescindible el apoyo de la gente y el acompañamiento de los dirigentes. Así, todos juntos podremos devolver al “Rojo”, de una vez por todas, al lugar que merece.

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