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¿Toti Jekyll o Mr. Ríos?

toti rios

Sus detractores lo consideran un inconsciente, un tipo al que no le importa nada, que vive el partido a su modo. Capaz de tirar un caño (o intentar hacerlo)  en el momento menos oportuno. O de dejar al equipo con un jugador menos porque se le salió la cadena.

Los que disfrutan con sus acciones dirán que siempre está, que cuando la pelota quema como nunca él la pedirá siempre y se mostrará como salida. Que corre y mete como pocos. Que siguen sin ver un gol como el suyo a Colón en el ’02, cuando la picó para la historia.

Está claro que el propio Toti Ríos se ha encargado, a lo largo de su carrera, y no sólo en Independiente, sino también en Central, Arsenal, Vélez y afuera, de alimentar este interrogante a cada paso. ¿Es un gran jugador o mucho talento desperdiciado?

Nunca pudimos ponernos de acuerdo, ni entre hinchas del Rojo, que lo vimos salir de la cantera. Es realmente inclasificable. Quiero “matarlo” cuando resta, me surge la sonrisa espontánea cuando mete la bomba de hoy para abrir el partido, cuando asiste como nadie a Gandín en el segundo gol o cuando inicia la jugada del tercero con exquisita cara externa para la corrida de Núñez.

Así de imprevisible es el Toti.
Parece defraudar cuando más se espera de él, te sorprende con magia cuando menos lo aguardas. Hace poco entendí que lo mejor, ahora, es aceptarlo así. Es lo que tiene el Toti para dar. El presente lo encuentra en una versión mejorada, más maduro.  No del todo lo que pretendemos varios, pero más “jugador”.

Si fuera tan constante como pretendemos, no jugaría acá, señores, al lado de Moreira, Ledesma y Mareque. Estaría en Europa. Y nosotros contando los días para la vuelta del crack.

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